La salida del teatro Don Bosco de Bahía Blanca el sábado por la noche se vivió bajo el eco de los aplausos, pero también en medio de una tensión perceptible entre Gimena Accardi y Andrés Gil. Tras su regreso a los escenarios, la expectativa estaba centrada tanto en su desempeño actoral como en los gestos que pudieran intercambiar al término de la función de En otras palabras.
Afuera, una multitud aguardaba el final con celulares listos para capturar el momento y, tal como dejaron ver las imágenes difundidas por la cuenta Lo más popu com, el distanciamiento entre ambos protagonistas se hizo evidente desde el primer instante.
Al salir del teatro, Gimena Accardi optó por el encuentro cercano con el público. Se mostró accesible, sonrió para fotos y selfies, y se detuvo a compartir palabras y agradecimientos con sus seguidores, quienes la esperaban rodeados de cámaras y expectativas. La actriz, lejos de cualquier gesto de incomodidad ante la atención, dedicó unos minutos a cada fanático, entregando abrazos y frases de gratitud que confirmaron su conexión con la audiencia bahiense. Andrés Gil, en cambio, eligió un camino distinto, literal y figuradamente. Caminó en sentido contrario a Gimena, la observó de reojo en un par de ocasiones, pero con una actitud reservada y sin acercarse. No posaron juntos, sin miradas ni intercambios visibles en público. Esta distancia marcó el pulso de la salida y fue recogida por las cámaras, que seguían cada movimiento esperando cualquier gesto entre ambos.
Durante la espera, algunos medios buscaron un contacto directo, pero los actores mantuvieron su posición: cercanía solo hacia sus fanáticos. Las secuencias de ese momento transmitieron a la perfección la atmósfera de cautela que rodeó el reencuentro, con Gimena siempre sonriente y cercana y Gil manteniendo la distancia, atento a lo que sucedía a su alrededor pero sin participar del festejo ni del intercambio de palabras. Todo el trayecto de salida, desde la puerta del teatro hasta la llegada a los vehículos, ocurrió bajo la atención de los móviles y la mirada expectante de quienes intentaban descifrar algún tipo de comunicación entre ambos artistas en medio de las versiones que circulaban desde hacía días.
El contexto previo a esta función no estuvo exento de complicaciones y condimentos inesperados. Gimena y Andrés llegaron a Bahía Blanca después de enfrentar demoras importantes para arribar a la ciudad. La cancelación de vuelos obligó a que ambos realizaran el trayecto por ruta junto a un productor, lo que extendió el viaje y aumentó la exposición mediática del arribo. La llegada, que se produjo al atardecer, fue tranquila, aunque no pasó desapercibida. A la salida del Don Bosco se sumó el cansancio del viaje y el peso de una jornada atravesada por la atención periodística, los fans congregados y la expectativa por una función que prometía ser distinta.
Cuando la noche bahiense recibió al elenco de En otras palabras, el ambiente general estuvo marcado por las altas expectativas y un clima especial en torno a la función. La sala estuvo colmada y el público respondió con ovaciones al final de la obra, dejando claro el respaldo a los actores sobre el escenario pese al revuelo mediático. Durante el desarrollo teatral, Gimena y Gil ofrecieron interpretaciones emotivas, con escenas de alto voltaje actoral, lo que reforzó la impresión de profesionalismo de ambos. El saludo final fue acompañado por el agradecimiento de los asistentes, ovaciones y gestos de alegría entre los protagonistas y el público.
Detrás de esa fachada de éxito artístico, la situación se desarrolló bajo el escrutinio permanente de la prensa y el público, atentos a los rumores sobre la relación de los actores. Las versiones de un posible romance habían tomado fuerza en los días previos, amplificadas por la reciente separación de Accardi y Nicolás Vázquez y la confesión pública de una infidelidad. Tanto en la ciudad como en las redes, la expectativa giró en torno a cualquier señal que diera indicios sobre el vínculo entre Gimena y Andrés.
La incomodidad ante la exposición y el rumor se hizo sentir en cada paso. La prensa especializada habló de un ambiente tenso en las horas previas y posteriores al espectáculo. A nivel interno, ambos actores buscaron preservar la profesionalidad, pero trascendieron detalles de distancia entre ellos, tanto en los pasillos como al salir del teatro. El abordaje ante el público fue también una declaración de intenciones: cada uno gestionó su salida de manera independiente, como una forma de marcar límites precisos ante el entorno mediático.
La respuesta de los protagonistas ante la catarata de rumores incluyó comunicados y mensajes en redes sociales para dejar en claro la naturaleza estrictamente profesional del vínculo entre ambos. Gimena eligió referirse a su colega como “un compañero que tiene familia”, apelando a la prudencia en el tratamiento de la información. Gil, por su parte, centró sus intervenciones en destacar el valor de la obra y en negar cualquier romance, intentando poner freno al avance de las especulaciones.
Este momento de exposición se entrelazó con la situación personal de Accardi, quien atraviesa su divorcio de Nicolás Vázquez luego de una relación de dieciocho años. La actriz firmó los papeles que pusieron fin oficialmente a su matrimonio apenas días antes de la función en Bahía Blanca, mientras que Vázquez se mantuvo concentrado en su trabajo teatral en Buenos Aires, subiendo al escenario de la Calle Corrientes en la obra Rocky.
La salida del Don Bosco de Bahía Blanca se convirtió, entonces, en una postal precisa de las emociones cruzadas: el entusiasmo genuino del público, la alegría profesional de un grupo de actores y el telón de fondo de tensiones y rumores. Sobre el asfalto y ante las cámaras, Gimena Accardi y Andrés Gil dejaron claro que, más allá de las versiones, la distancia fue el idioma elegido para transitar una noche cargada de expectativas.
Infobae