El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas celebra este domingo una reunión de urgencia para tratar el plan del gobierno de Benjamin Netanyahu de tomar el control de Ciudad de Gaza, una medida que numerosos países han criticado y que el secretario general de la ONU, António Guterres, calificó como una “peligrosa escalada”.
La sesión, que estaba inicialmente prevista para el sábado, comenzará a las 10:00 (14:00 GMT) bajo la presidencia del mandatario panameño José Raúl Mulino, cuyo país ostenta la presidencia rotativa del organismo. La convocatoria fue solicitada por varios miembros, entre ellos Dinamarca, Francia, Grecia, Eslovenia y Reino Unido, ante “la creciente preocupación” por la expansión de las operaciones militares en Gaza.
Según el plan aprobado por el gabinete israelí, el ejército se prepara para tomar la ciudad más importante del enclave con el objetivo de derrotar al grupo terrorista Hamas, liberar a los rehenes y garantizar el control de la seguridad antes de entregar la administración a una autoridad civil que no esté vinculada ni a esa organización ni a la Autoridad Palestina. El esquema incluye la desmilitarización de la Franja y la distribución de ayuda humanitaria fuera de las zonas de combate.
El representante palestino ante la ONU, Riyad Mansour, denunció que la ofensiva contradice la voluntad de la comunidad internacional. “Ya basta. No necesitamos más guerras, más matanzas, más agonías, más ocupación, más genocidio”, afirmó, y advirtió que Estados Unidos podría usar su veto para proteger a Israel de medidas de censura. La misión estadounidense ante la ONU no comentó antes del encuentro.
El embajador israelí, Danny Danon, defendió la operación: “Israel no cesará en la lucha por la liberación de todos los rehenes. Garantizar la seguridad y protección de nuestros ciudadanos es nuestro deber”.
Distintos gobiernos y organismos internacionales expresaron su rechazo a la decisión de Israel. El canciller alemán, Friedrich Merz, afirmó que el plan “no aclara cómo se pretende alcanzar los objetivos de desarmar a Hamas, lograr la liberación de los rehenes y abrir de inmediato negociaciones para un alto el fuego”. Anunció además la suspensión, hasta nuevo aviso, de exportaciones de material militar que pueda ser utilizado en la Franja de Gaza, una medida inédita para Alemania desde el inicio del conflicto.
En la misma línea, Países Bajos calificó la iniciativa como “un paso equivocado” y canceló entregas navales a Israel al considerar que existe “riesgo de uso” contra Gaza. El gobierno neerlandés subrayó que la ciudad “pertenece a los palestinos” y advirtió que la operación “no contribuye en absoluto” a mejorar la situación humanitaria del enclave.
Las reacciones diplomáticas también llegaron desde Bélgica, donde el ministro de Asuntos Exteriores, Maxime Prévot, convocó a la embajadora israelí, Idit Rosenzweig-Abu, para expresar la oposición del gobierno y pedir que se reviertan los planes anunciados.
Por su parte, España, a través del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, condenó de manera firme la decisión e instó a establecer un alto el fuego permanente, permitir la entrada masiva de ayuda humanitaria y liberar a los rehenes.
El primer ministro británico, Keir Starmer, calificó la medida de “errónea” y advirtió que la expansión militar solo provocará “más derramamiento de sangre”. Argumentó que no contribuirá a resolver el conflicto ni a la liberación de las personas retenidas, y recordó que el Reino Unido prevé reconocer el Estado palestino en la ONU si no hay avances hacia un alto el fuego.
El desarrollo de la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU será determinante para definir la respuesta internacional ante los últimos acontecimientos en Gaza y evaluar posibles acciones diplomáticas que permitan contener la escalada en la región.
Infobae