Corrientes atraviesa una temporada importante para la producción de frutilla, un cultivo emblemático para la provincia y que genera ingresos genuinos para muchas familias rurales. Sin embargo, detrás de la fruta que hoy se ve en las rutas y ferias, hay una realidad económica compleja que preocupa a los productores. Walter Alegre, productor agropecuario de Desmochado y responsable de la cabaña La Elisa, explicó en diálogo con Hoja de Ruta que, a pesar de una cosecha que se recupera tras las heladas de julio, el sector enfrenta serias dificultades vinculadas a los costos y precios.
“La frutilla es nuestro cultivo principal. Este año arrancamos la venta con precios iguales a los del año pasado, pero con un dólar que subió un 40% y con costos muy elevados en insumos y fletes. Eso nos impacta fuerte”, detalló Alegre.
El productor explicó que la frutilla es un cultivo intensivo, que requiere tecnología, microtúneles para proteger la flor del frío y cuidados diarios para asegurar la calidad. “La baja en temperatura de menos 1 o 2 grados en julio afectó la flor y la fruta, lo que generó una baja en producción. Pero ahora la cosecha se está normalizando”, indicó.
Sin embargo, más allá de las condiciones climáticas, el principal problema radica en lo económico: “El costo por hectárea puede llegar a los 40.000 dólares, con insumos, mano de obra y transporte. Pero el precio en el mercado interno no acompaña, y la demanda está debilitada por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores”, señaló.
Walter también describió que, si bien la industria local de Bellavista absorbe cerca del 60% de la producción —lo que ayuda a sostener la actividad— los valores que pagan no son tan altos como los de la venta directa en fresco, que representa el 40% restante.
Otro dato relevante es que la frutilla no enfrenta competencia de importaciones, a diferencia de otros cultivos, lo que representa una ventaja relativa. No obstante, la presión de los costos y la inflación complican la rentabilidad.
“El precio del plantín, que es la base para plantar frutilla, está dolarizado, y eso encarece aún más la producción”, explicó Alegre, quien agregó que la producción se sostiene también gracias a los pequeños productores familiares, que con una atención más personalizada y directa al consumidor logran mejores márgenes.
Por último, el productor destacó que la tecnología y el uso responsable de fertilizantes y biocontroladores son claves para mantener la calidad y garantizar una fruta inocua para el consumidor, en un cultivo que se consume rápidamente después de la cosecha.
En resumen, la producción de frutilla en Corrientes está en plena temporada y con buena calidad, pero los productores viven una temporada difícil en términos económicos, con costos crecientes y precios que no acompañan, en un contexto donde la crisis inflacionaria y la pérdida del poder adquisitivo del consumidor marcan la realidad del campo.
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