La citricultura correntina vuelve a estar bajo la lupa tras la publicación de la Disposición 2/2025 del SENASA, que declaró “Áreas bajo cuarentena” a los departamentos de Ituzaingó, Monte Caseros, General Paz, Curuzú Cuatiá y San Martín por la detección de casos de Huanglongbing (HLB).
El HLB —conocido también como Greening— es una enfermedad bacteriana transmitida por el insecto vector Diaphorina citri. No tiene cura y provoca el amarillamiento, caída de hojas y frutos deformes, lo que vuelve improductivas a las plantas de cítricos. “Es la enfermedad más importante de los cítricos en el mundo y ya destruyó producciones enteras en lugares como Florida (EE.UU.) y Brasil”, explicó en Hoja de Ruta Alberto Gochez, fitopatólogo del INTA Bella Vista.
El especialista recordó que los primeros casos en Corrientes aparecieron en 2017 en Ituzaingó y luego en Monte Caseros. Ahora, la confirmación de un nuevo foco en Curuzú Cuatiá obligó a reforzar la vigilancia. “Cuando se detecta un caso, SENASA declara la cuarentena por al menos tres años y se intensifican los monitoreos tanto en lotes comerciales como en plantas de traspatio”, detalló Gochez.
La cuarentena implica mayores exigencias en el traslado de material vegetal, restricciones comerciales y la obligación de seguir protocolos sanitarios estrictos. Desde el INTA destacan el trabajo conjunto con SENASA y el Ministerio de Producción de Corrientes, además de la biofábrica que funciona en Bella Vista, donde se cría un controlador biológico (una pequeña avispa) que ataca al insecto vector sin generar impacto ambiental.
Gochez advirtió que la enfermedad también golpea a los mercados internacionales. “Hoy países como Egipto o Perú, libres de HLB, avanzan en la exportación a Europa, mientras que Argentina enfrenta mayores costos por la presencia de esta y otras enfermedades”, señaló.
Más allá de las dificultades, el fitopatólogo remarcó la importancia de sostener la producción. “El productor mueve una cadena enorme: del empaque al transporte, del mercado interno a las exportaciones. Donde desaparece el productor, desaparece toda la cadena. Por eso necesitamos dar tranquilidad, acceso al crédito y apoyo para mantener viva la citricultura correntina”.
Finalmente, Gochez apeló a la comunidad: “Cuando alguien vea una planta amarillenta, con fruta que se cae o síntomas extraños, que se comunique con el INTA o con SENASA. Muchas detecciones se lograron gracias a fotos que envía la gente. El aporte ciudadano es clave para frenar la expansión del HLB”.
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