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Argentina al servicio: los tenistas que están moldeando el presente del ATP Tour

Por El Litoral

Viernes, 24 de octubre de 2025 a las 07:00

El panorama del tenis argentino vive hoy una de sus etapas más completas y prometedoras de las últimas décadas. Ya no se trata únicamente del dominio sobre tierra batida: el movimiento ha sabido evolucionar hacia un tenis más moderno y versátil, capaz de competir también en superficies rápidas. Desde Francisco Cerúndolo hasta Sebastián Báez, pasando por jóvenes talentos como Camilo Ugo Carabelli y Lautaro Midón, la escuela argentina demuestra continuidad, carácter y una mentalidad ganadora que se refleja en todos los niveles del circuito.

De cara a los próximos grandes torneos, la atención de los analistas se centra en la forma y las perspectivas de las principales figuras argentinas. En arcilla, Báez y Cerúndolo siguen siendo los referentes naturales, mientras que Etcheverry y Navone destacan por su consistencia y su capacidad para resistir en intercambios largos e intensos. En los torneos de pista dura o bajo techo, el equilibrio cambia: Cerúndolo ya ha demostrado poder enfrentarse a los mejores en los Masters 1000, mientras que Comesaña continúa creciendo gracias a su habilidad para variar el ritmo y la profundidad de sus golpes.
En este contexto, plataformas como bplay ofrecen datos y tendencias que reflejan la creciente atención hacia estos protagonistas, aportando una visión útil del peso competitivo que los tenistas argentinos están ganando en las distintas superficies y fases de la temporada.

Los principales argentinos del circuito

Francisco Cerúndolo sigue siendo el gran referente: elegante desde el fondo, capaz de controlar los intercambios y con explosividad en los momentos clave, ha consolidado su presencia entre los 25 mejores del mundo gracias a su regularidad y a sus resultados en los torneos de élite.

Sebastián Báez, por su parte, es el especialista por excelencia en tierra batida: con su revés sólido y su juego disciplinado ha conseguido volverse peligroso también en canchas duras, fruto de un trabajo táctico y físico muy cuidado.

Camilo Ugo Carabelli es una de las sorpresas más consistentes del tenis argentino: ha desarrollado un estilo más ofensivo de lo que se esperaba y ha logrado progresos notables en torneos ATP 250 y en las clasificaciones de los Masters.

Tomás Martín Etcheverry representa la solidez y la constancia: dominante en torneos de nivel medio, con un servicio en crecimiento y golpes pesados desde el fondo, es un rival incómodo para cualquier jugador en pistas lentas.

Francisco Comesaña se hizo notar en 2025 con victorias de peso (incluido su triunfo ante Zverev) y con apariciones cada vez más frecuentes en los cuadros principales. Su tenis “moderno”, que combina variedad táctica y aceleraciones puntuales, lo convierte en una amenaza creciente.

Mariano Navone ha construido su progreso sobre la base de la resistencia física, la fortaleza mental y la continuidad. En sus mejores días puede incomodar a los grandes incluso fuera de su superficie favorita.

Además, la profundidad del tenis argentino se evidencia en otros nombres dentro del top 100: Juan Manuel Cerúndolo, Thiago Tirante y Román Andrés Burruchaga aportan competitividad y nivel al circuito nacional.

Entre los jugadores que más curiosidad despiertan figura Lautaro Midón, que merece su lugar entre los “nombres en ascenso”. Actualmente ocupa el puesto 256 del ranking ATP (su mejor posición hasta la fecha), una cifra que refleja un progreso constante a lo largo de 2025.

Mientras muchos compatriotas ya compiten de forma regular en el circuito principal, Midón continúa alternando entre torneos Challenger y fases clasificatorias ATP, sumando puntos valiosos con victorias trabajadas sobre tierra. Su estilo, con un revés ordenado y un servicio en crecimiento, muestra un proyecto sólido que apunta a consolidarse pronto a nivel superior. En Argentina ya ha recibido invitaciones para torneos locales (como el Challenger de Buenos Aires) y ha tenido oportunidades de participar en cuadros principales, especialmente en dobles.

Su posición actual dentro del top 250 lo coloca en un punto ideal para dar el salto definitivo al circuito ATP. La clave será la transición entre el nivel Challenger y los torneos mayores, especialmente en la adaptación a superficies distintas de la tierra.

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