La Basílica de Itatí fue el centro de profundas celebraciones religiosas durante la Semana Santa, con momentos de reflexión y oración que reunieron a cientos de fieles para conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Entre las actividades destacadas se encuentran la Cantata junto al Sepulcro, la conmemoración de los Dolores de la Virgen María y un multitudinario Vía Crucis.
La mañana del Sábado Santo en la Basílica de Itatí comenzó con la emotiva Cantata junto al Sepulcro, una celebración especial que reunió a los fieles a las 10 de la mañana. El evento se centró en acompañar a la Virgen María en su dolor, mientras meditaban sobre el sacrificio de su hijo, Jesús, quien había sido crucificado.
Esta cantata se convirtió en un espacio de profunda reflexión y acompañamiento espiritual, donde los fieles expresaron su devoción y fe en el misterio pascual.
En la misma mañana, la Basílica fue escenario de la conmemoración de los Dolores de la Santísima Virgen María, presidida por el padre José Maciel fdp. Esta celebración recordó el sufrimiento de la Virgen María ante la muerte de su hijo y su papel fundamental en la historia de la salvación.
Un momento destacado de esta conmemoración fue la procesión de la Virgen de los Dolores, en la que mujeres vestidas de negro portaron la imagen de la Virgen, simbolizando su unión con el dolor de María. La procesión recorrió la plaza Fray Luis de Bolaños, mientras los fieles rezaban y reflexionaban en cada paso, pidiendo la intercesión y protección de la Madre de Jesús.
La tarde del Viernes Santo fue escenario de un multitudinario Vía Crucis, que congregó a cientos de feligreses en las calles de Itatí. La procesión, presidida por el padre Feliciano de los Mozos fdp, recorrió las principales calles de la localidad, mientras los participantes meditaban sobre los momentos más importantes de la pasión y muerte de Jesucristo.
El Vía Crucis contó con estaciones del recorrido fueron representadas por los vecinos de Itatí, quienes con devoción y compromiso colaboraron en la preparación de cada una de las escenas. La cruz fue portada por los custodios de la Virgen, mientras que la imagen de la Virgen de los Dolores fue transportada por mujeres vestidas de negro, simbolizando la conexión entre el dolor de María y el sacrificio de su hijo.