Durante el mes de agosto, en distintas localidades de Corrientes, se intensifican las celebraciones populares en torno a dos figuras: San La Muerte y el Señor La Muerte. Ambas devociones, aunque frecuentemente confundidas entre sí, representan conceptos distintos y tienen orígenes históricos y simbólicos diferenciados.
Los días claves son el 15 y el 20 de agosto, fechas en las que, especialmente al llegar la medianoche, se escuchan bombas de estruendo en zonas rurales y barrios correntinos, se encienden velas y se agitan banderas rojas para anunciar los rituales en honor a estas figuras.
Según explicó el antropólogo José Humberto Miceli, director del Gabinete de Investigaciones Antropológicas de Corrientes, las dos representaciones responden a cultos distintos, con funciones y sentidos propios.
“Hay desinformación sobre este tema. Muchas veces se confunde San La Muerte con el Señor La Muerte, pero no son lo mismo. Son figuras distintas, con funciones distintas y con significados muy específicos dentro de la religiosidad popular”, aclaró Miceli en diálogo con medios locales.
San La Muerte: el tránsito hacia la buena muerte
Según Miceli, el culto a San La Muerte tiene una raíz místico-cristiana, ya que la figura representa a Jesucristo flagelado, antes de ser crucificado. Se lo representa sentado, con las manos apoyadas sobre las rodillas o el mentón, en actitud de paciencia y resignación. Se lo conoce también como el Señor de la Paciencia o del Tránsito a la Buena Muerte.
“Este San La Muerte es una figura asociada al bien, al consuelo espiritual, a la muerte digna. Por eso muchos creyentes le encienden velas blancas o rojas y lo veneran en el ámbito familiar o doméstico”, precisó Miceli.
El día de su celebración es el 15 de agosto, y suele estar vinculado a plegarias por la salud, el descanso eterno de seres queridos o la paz espiritual. Es común ver altares caseros donde su imagen es acompañada por crucifijos, rosarios o estampas de santos.
Señor La Muerte: la figura oscura del culto popular
En contraposición, el Señor La Muerte representa la figura de la muerte misma, asimilada a la parca medieval. Su imagen más difundida es la de un esqueleto con una guadaña y una capa, e incluso en algunas representaciones porta un pisón. Esta figura es considerada más ambigua o “peligrosa”, y se la suele asociar a los pagés (hechizos), peticiones de poder, protección o favores personales.
“Muchas personas recurren al Señor La Muerte para pedir poder político, económico, recuperar la salud o incluso cuestiones ligadas a la virilidad y el placer. Es una figura que también ha sido adoptada por sectores ligados a la delincuencia, aunque hoy trasciende clases sociales y contextos”, advirtió Miceli.
El 20 de agosto es la fecha dedicada al Señor La Muerte, y su culto ha crecido con fuerza en los últimos años, no solo en Corrientes, sino en varias provincias argentinas y países limítrofes, debido a la movilidad de la población y el alcance de los medios de comunicación.
Un culto en expansión con raíces profundas
Miceli explicó que el origen de estas devociones se remonta a la época de la conquista española, en un proceso de fusión entre elementos religiosos europeos y creencias guaraníes. Corrientes fue un punto clave de este sincretismo por haber sido asiento de misiones franciscanas y jesuíticas, que dejaron una fuerte impronta religiosa y cultural.
“El culto se expandió con una dinámica propia, y hoy vemos una creciente demanda de imágenes talladas, estampas, medallas y hasta tatuajes con estas figuras”, sostuvo.
El antropólogo también comparó estas manifestaciones con otras existentes en América Latina, como la Santa Muerte en México, o las versiones de La Muerte veneradas en las Antillas o a través de prácticas de santería y vudú. En todos los casos, se trata de expresiones de religiosidad popular que no siempre están avaladas por la Iglesia Católica, pero que conviven con la fe institucionalizada.
“La Iglesia reconoce el culto a Jesucristo como Señor del tránsito a la buena muerte, pero rechaza la veneración de la figura esquelética de la muerte, por considerarla contraria a su doctrina”, explicó Miceli.
Rituales y expresiones comunitarias
En Corrientes, los rituales en honor a San La Muerte y Señor La Muerte incluyen tirada de bombas de estruendo, procesiones con banderas rojas, altares familiares y reuniones en sitios considerados sagrados o cargados de simbolismo.
“La bandera roja representa la vida. Por eso en la noche del 14 y del 19, cuando comienza el nuevo día, los devotos tiran bombas y agitan banderas para dar aviso a la comunidad de que se inicia la celebración”, comentó Miceli.
Estas celebraciones, lejos de desaparecer, se fortalecen con los años, acompañadas de un interés académico y social por comprender su sentido, su evolución y su impacto en las identidades locales. A través de estudios antropológicos como los que lidera Miceli, se busca registrar y entender estas prácticas sin prejuicios ni estigmas, como parte del patrimonio cultural inmaterial de la región.