Profundamente enraizada en la cultura popular, el culto a San La Muerte se encuentra extendida en la comunidad correntina. También se le rinde tributo en otras provincias.
En esta ciudad hay varios “santuarios” levantados en casas de familia. Acaso la capilla principal es la que se encuentra en el barrio Nuevo, en un rincón del complejo de las 183 viviendas. Esta dedicada exclusivamente al santo.
En su interior, diversas historias se desentrañan. Oculto y pagano para algunos, bondadoso y generoso para otros, San la Muerte, mantiene un poder de convocatoria que progresivamente se va transformando en tradición.
En el imaginario colectivo, San La Muerte es un santo que provoca múltiples reacciones, que van desde la bondad hasta el temor. Sin embargo, en las 183 viviendas del barrio Nuevo un templo se levanta en su nombre y mañana, vecinos y devotos provenientes de distintas provincias y países, celebran su día con almuerzo, chamamé y rezos.
“Contrario a lo que la gente se imagina, Nuestro Señor de La Muerte es un santo alegre”, contó María Silvero, quien está, junto con su familia, a cargo de la capilla. Ésta, se encuentra en una casa particular y pese a sus dimensiones es la única que se encuentra abierta al público las 24 horas.
“Esta no es mi casa sino de él”, manifestó María, en diálogo con El Litoral. El templo nació en una esquina de su comedor. Una imagen que pasó más de tres generaciones se resguardaba en ese rincón, desde que su cuidadora cumplió 18 años.
Sin embargo, lentamente el santuario comenzó a crecer y hace nueve años que está abierto al público. Hoy la imaginería considerada pagana se conjuga con la católica. Es así que ante los ojos desfilan figuras de Gauchito Gil, Santa Librada y San Jorge. A un costado, sobre una extensa mesa de madera, proliferan las representaciones de San La Muerte.
Además, distintos materiales convergen en el interior de la capilla. Las imágenes son de madera, yeso y bronce. Resaltan los que están hechos con palo santo y hueso, ya que son los elementos considerados tradicionales.
“Para muchos Nuestro Señor es el santo de los pobres y de los presos”, señaló Rubén Normandín, quien también está al cuidado del templo. San La Muerte es conocido como San Justo y Nuestro Señor de la Providencia, razones por la cual es venerado, en su mayoría, por los sectores humildes.
Sin embargo, en la creencia popular es acusado de ser un santo oscuro, y lo definen como un intermediario para realizar pactos malignos. Una mirada disímil poseen los los devotos del barrio Nuevo. Para ellos es la representación de la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, y la temida guadaña, es el símbolo que corta tanto los problemas como las maldades.
“Creen que practicamos el paganismo pero en realidad somos católicos”, resaltó Rubén. No obstante, los rituales presentan similitudes y diferencias con la tradición eclesiástica. Ya que antes de las celebraciones centrales se realiza una novena en honor al santo. Además, rezos tradicionales como el rosario se mezclan con los propios. Se tratan de oraciones escritas por los devotos, quienes por medio de ese canal encuentran el modo de agradecer.
Los festejos
Con salvas de bombas y un rosario de la aurora los devotos reciben el día de su santo. Festejan el 15 de agosto porque coincide con el día del Tránsito de María a los Cielos, la cual es patrona del barrio, ya que la zona conocida como Nuevo, comprende la barriada Nuestra Señora de la Asunción.
Cerca del mediodía centenares de personas arriban al templo, ya sea a caballo, en carreta o por otros medios. “Hay una viejita que siempre viene caminando desde San Cayetano”, señaló uno de los devotos presentes.
Allí se realiza un almuerzo comunitario con actuaciones folklóricas y, según comentaron los organizadores, la comida es posible a partir de donaciones vecinales. En tanto los actos centrales de mañana se llevan adelante cerca de las 16 horas. Se realizará una procesión por las calles del barrio con baile de chamamé durante cada misterio.
“Antes para cualquier santo la procesión se realizaba de esta manera”, contó María y añadió que desean “mantener esa tradición”, intentando colocar un puente entre dos creencias que confluyen en la idiosincrasia correntina.