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Tributo a una Virgen que mutó en Capilla del Diablo

RELIQUIAS. La capilla en Carolina, la imagen tallada en madera de “Nuestra Señora del Buen Consejo, el retablo y una fotografía de Lorenzo Tomasella junto a sus ocho hijos. (Fotos gentileza)

ANTIGUO TESORO EN CAROLINA
Su tamaño y apariencia externa es modesta, pero en su interior alberga la imagen de una Virgen tallada en madera hace más de 100 años, un retablo de quebracho con imágenes que asustaron a quienes lo observaron por primera vez, una campana traída de Italia y hasta unos representativos candelabros. Se trata de la iglesia que don Lorenzo Tomasella junto a su familia y vecinos construyeron en Carolina para honrar a “Nuestra Señora del Buen Consejo” pero que ahora se conoce como “Capilla del Diablo”. Un lugar donde señalan hubo varios milagros y que ahora pretenden restaurar.
“Mi bisabuelo comenzó a construirla el 25 de junio de 1904 y en 1909 estaba prevista la ceremonia inaugural para lo cual vendría el padre José Secundino Gutiérrez, que sería precisamente el encargado de bendecir la iglesia. Pero según me contaron, el día programado amaneció lloviznando y si bien vino mucha gente, no apareció el sacerdote. Y cuentan que después inclusive Lorenzo Tomasella fue a buscarlo y a pedirle que viniera a hacer la bendición. Ante la supuesta negativa por parte del religioso, se enojó tanto que regresó a Carolina y cerró la capilla”, contó a El Litoral Alberto Tomasella, descendiente del fundador del templo cuya historia precisamente relató en el libro “Latidos gringos”.
Después de lo sucedido, durante varios años, el único que ingresaba al templo era don Lorenzo que trabajaba en el interior del templo pero nadie sabía precisamente qué hacía allí. Hasta que en el 1912 volvió a abrir sus puertas y su familia pudo observar que había realizado un retablo “con figuras que asustaron a sus propios hijos. Eso, sumado a que él respondía: 'ando arriando a los diablos que se escaparon del infierno', cada vez que alguien le preguntaba qué hacía caminando con su chicote, terminó abonando la idea de que se trataba de la Capilla del Diablo, denominación que considero es incorrecta”, afirmó el escritor y descendiente de don Lorenzo Tomasella, quien junto a sus ocho hijos emigró de Italia y arribó en 1899 a la colonia que hoy se conoce como Carolina.
Un viaje que lo realizó con el dolor de la ausencia de su esposa Luisa Pin que  había fallecido tiempo antes y con el temor de  que la tempestad hiciera naufragar el barco que los trasladaba. Pero precisamente se encomendó a “Nuestra Señora del Buen Consejo”, prometiéndole que haría una capilla en su honor si los protegía. Ella los cuidó y él cumplió.
“En un tronco talló la imagen de la Virgen. Para poder hacer los rasgos utilizaba de modelo a su hija más pequeña, Arcángela. El cuerpo está realizado en una sola pieza, lo que sí hizo aparte son los brazos y están hechos de tal como forma que se los puede mover”, precisó Alberto Tomasella.
Esta escultura forma parte del patrimonio de la capilla como así también el retablo y otros objetos antiguos. “Por ejemplo hay dos candelabros de nueve brazos y otro que tiene uno sólo. El par representa a mi bisabuelo y sus ocho hijos y el otro, a su esposa”, comentó en diálogo con este medio gráfico.
Quienes visiten el lugar encontrarán además una de las campanas que fue traída de Italia, como así también una fotografía de la familia Tomasella, un retrato de Don Lorenzo, parte de la historia plasmada en un libro y hasta un dibujo que representa uno de los milagros que habría ocurrido en ese lugar. “El más conocido se refiere a que una de sus nietas, Luisa, cayó del carro que transportaba tierra y las ruedas habrían pasado sobre ella pero cuando mi bisabuelo la levanta, ve que no le pasó nada”, destacó Alberto, que días atrás brindó una charla a alumnos de Goya que fueron a la Capilla del Diablo.
“Para visitarla se puede pasar por el municipio y nosotros los guiamos; o bien van hasta allí y a unos 50 metros se encuentra la familia Tomasella que tiene la llave para poder ingresar”, indicó el intendente de Carolina Marcelo Nocetti.
“Se están realizando gestiones junto a autoridades municipales, entre ellos mi sobrino que es el viceintendente,  para poder restaurar el lugar. Es necesario hacer una recuperación profunda, en especial, del retablo”, afirmó Alberto Tomasella que por estos días se dedica a relatar la historia del pueblo que conserva como uno de sus principales protagonistas, a su bisabuelo Lorenzo.

CYNTHIA CASCO
ccasco@ellitoral.com.ar

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