Por Melisa Vega (@_melijota)
“Siempre que viajábamos llevábamos una estatua del Gauchito Gil en la mochila. Lo usábamos como un arraigo a nuestras tierras, para sentir que no estábamos solos”, dicen Francisco Cortinas y Juan Pablo Chatelet, dos jóvenes correntinos que crearon una cuenta en la red social Instagram llamada @nuestrogaucho para mostrar la imagen del santo popular en diferentes partes del mundo.
Visitan la redacción de ellitoral.com.ar escoltados, traen consigo una pequeña estatua de Antonio Gil que acompaña la entrevista. Cuentan que la idea surgió sin pensarlo demasiado. Tras haber realizado dos viajes juntos, recolectaron una cierta cantidad de fotos que no podían quedar sólo en recuerdos.
Cuando viajaron a Estados Unidos, la imagen los acompañó bajo la idea de “que nunca falte trabajo”, y “así fue”, cuentan. Las primeras fotos fueron en la Estatua de la Libertad, luego siguieron otras en la Casa Blanca en Washington. Años más tarde, en un viaje por el norte de Latinoamérica, juntaron otras como en las famosas ruinas de Machu Pichu en Perú y en el volcán Quilotoa, Ecuador. Con esas fue suficiente para abrir una cuenta y esperar como en una suerte de “efecto contagio” otras personas envíen sus fotografías.
Las reglas son simples: sólo es necesario que se vea a la figura con algún paisaje detrás. Así, en poco tiempo llegaron mensajes con imágenes de devotos desde Australia, Roma, París, Estambul, o Barcelona. También de otros países más cercanos como Paraguay y Bolivia.
Resaltan el hecho de que, en este camino, encontraron a otras personas en diferentes puntos del mundo haciendo lo mismo: viajando con la compañía del Gauchito. Para ellos, se trata de una creencia “que abarca a todas las clases sociales” y no ya a un único sector, como se creía antes.
Señalan que las personas que los contactan, dejan una leyenda de agradecimiento por los favores recibidos o simples promesas. “A veces nos encontramos con mensajes donde hay situaciones personales. Algunos hasta piensan que somos él”, explican entre risas.
Su vinculación con la figura popular tiene un poco que ver con las tierras en donde nacieron: Corrientes, pero ambos se vieron influenciados por las historias de un pariente de Francisco que había escrito un libro sobre el Gaucho. Al pasar los años ese acercamiento se hizo más fuerte y hoy, como una tradición que se hizo costumbre, siempre que pasan por el santuario sienten casi como un deber pasar a saludarlo.
Este 8 de enero fue la primera vez que ambos participaron de la festividad. “Ver a tanta gente, de todos lados que llega hasta Mercedes para agradecerles por los favores recibidos es increíble”, comenta Francisco.
Respecto a los relatos negativos que también circulan acerca de la figura, explican que para ellos “todo está en conocerlo”. Entienden que el rechazo muchas veces se debe al legado familiar. Para ellos, Gil es un gaucho de todos, sin importar las edades ni las clases sociales.
“La gente más joven que consume las redes sociales ve muchas cosas con los ojos distintos, a veces quizás más crítico, pero yo creo que si te acercás y lo conoces, mucho de esos prejuicios pueden cambiar”, dice Juan Pablo.
En pocas palabras ambos concluyen que el objetivo de @nuestrogaucho está en mostrarlo, pero también demostrar lo que es Corrientes para el resto del mundo. “Ahora sólo nos falta Asia y África y el Gauchito recorrió todos los continentes”, afirman.
Tanto Francisco como Juan Pablo, coinciden en que “la procesión va por dentro”. Separan las creencias negativas y resaltan el poder de las identidades populares que movilizan a miles de personas en todo el mundo y, que en el caso de Antonio Gil, trascienden de una tradición oral, a las rutas de Argentina y así hasta llegar a otras partes del mundo.