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/Ellitoral.com.ar/ Cultura

Se fue Tilo Trevisan

El chamamé se viste de duelo, falleció el bandoneonista Tilo Trevisan a la edad de 75 años, el pasado miércoles 21 de octubre por la noche. Así lo informó su hijo Rubén Trevisan en las redes sociales, tras permanecer internado en terapia intensiva por espacio de 20 días en el sanatorio Finochietto de la ciudad de Buenos Aires. Sus restos descansarán en el panteón de artistas del cementerio de la Chacarita.

Toribio Arturo Trevisan, su verdadero nombre, nació en Colonia Reconquista el 17 de mayo de 1945, en el norte de Santa Fe. Aprendió las primeras notas musicales a los siete años con un acordeón de dos hileras. A los 12 empieza a estudiar música, dando sus primeros pasos con el bandoneón, instrumento que en poco tiempo domina, tocando en distintas bailantas.

Después de cumplir con el servicio militar obligatorio viajó a Buenos Aires en diciembre de 1966, radicándose en la zona de Lanús. Con Roberto Galarza registró varios discos en el sello Music Hall. Tres años más tarde grabó para los conjuntos Úbeda-Chavez, Avelino Flores, y Los Hermanos Cena. Luego formó el binomio musical “Quevedo-Trevisan” junto al acordeonista Ramón Quevedo registrando dos Lps para el sello Asunción. En la década del 70 integró las agrupaciones de “Pérez-Castillo”, Armando Nelly, Abelardo Dimotta e incluso llegó a integrar el Cuarteto Santa Ana.

A partir de 1976 comenzó a registrar sus discos en el sello Music Hall junto con Lilito López en acordeón y las voces de Víctor Ríos y Omar Peralta. Prosiguió en la senda chamamecera, pasando por el conjunto Cruz de Papel  por cuatro años y en 1989 volvió a reamar su agrupación. Registró varios discos compactos con figuras como Alfredo Alonso, Lilito López, los Hermanos Lilio y Alfredo Vallejos, el acordeonista Juan Carlos Guitérrez, el dúo Héctor Mereles y Rubén Quintana, contando con la colaboración de Cacho Vásquez. En sus últimos años registró varias grabaciones acompañado por los guitarristas José Luis González y Eduardo Portillo. Hay que agregar que fue el regenteador durante 20 años de la pista “La Calandria” ubicada en Baradero y Camino Negro en Lomas de Zamora.

Varios bandoneonistas del chamamé mostraron su pesar. Paquito Aranda señaló: “Nos conocemos desde antes de que yo ingrese al conjunto de Damián Cena. Por aquellos años integraba la agrupación ‘Los Provincianos’ con Rubén Miño con el dúo Castillo-Bernachea y siempre íbamos a Villa Jardín donde él vivía. Ahí estaban Quevedo-Maidana que también éramos amigos y compartimos juntos muchas musiqueadas. Nos pasábamos melodías. Era un hermano de la música. Cuando él tenía la pista bailable siempre me llevó con mi conjunto y si yo actuaba por Buenos Aires, me esperaba en algún lugar para intercambiar algunas palabras. Lo admiraba muchísimo y él me tenía un gran cariño, inclusive cumplimos el mismo día, el 17 de mayo”. “Éramos amigos y siempre nos encontrábamos en las pistas bailables de Buenos Aires. Agradezco que me haya grabado mis obras. Una vez nos vimos en General San Martín. Él estaba junto con Los Hermanos Vallejos y me acerqué a saludarlo, ahí me mostró su CD que me había grabado otra de mis obras, toca muy bien el bandoneón, muy buen fuelle, es algo incomparable. Recordarlo a él sería muy importante”, señaló Jorge Balmaceda.

El bandoneonista Bruno Mendoza comentó: “Aunque no tuve la dicha de compartir el chamamé en algunas enchamigadas, lo tuve siempre en mi casa a través de sus grabaciones deleitándome con su manera tan brillante de ejecutar el bandoneón y su extraordinarias aplicaciones armónicas y melódicas en cada una de sus obras. Fue realmente un grande, un maestro, un talentoso, un virtuoso y podemos seguir añadiendo cualidades a este señor del bandoneón, que ya no lo tendremos físicamente pero nos deja lo más preciado de su corazón, su música”.

Luis Cardozo, director del Grupo Mburucuyá, expresó: “Para hablar de Tilo puedo decir primero que se fue un gran ser humano, y un excelente bandoneonista. Lo conocí en ‘La Calandria’ esa pista que visitábamos casi todos los domingos con Nini Flores y desde allí nació una linda amistad. Yo alcancé a grabarle el tema ‘Cunumí Rubén’ que me lo pasó él mismo. Físicamente quizás no esté, pero sí su música extraordinaria como “relinchando”, “una melodía para el recuerdo” , sus discos con Cruz de Papel, Quevedo-Trevisan, con Roberto Galarza y puedo seguir nombrando muchos más. Se fue un grande del chamamé.

 

*Colaboración deGuido Rodríguez

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