El curso grave de la enfermedad covid-19 afecta predominantemente a personas adultas y se conocen factores de riesgo como mayor edad, hipertensión, enfermedades respiratorias crónicas, diabetes y obesidad. Es llamativa la menor afectación de los recién nacidos, en quienes se han planteado las vías de transmisión transplacentaria, a través de la leche materna y horizontal posnatal. Los dos primeros mecanismos parecen ser excepcionales. La mayoría de los recién nacidos que cursan la enfermedad lo hacen de manera asintomática o con síntomas leves.
Lactancia
Centrándonos en la lactancia, una reciente revisión sistemática de 50 estudios concluye que la presencia del genoma del Sars-CoV-2 en la leche materna es poco común (5%) y cuando ocurre, se asocia con síntomas leves en los recién nacidos. Por otra parte, hay alta prevalencia de anticuerpos anti-Sars-CoV-2 (IgA e IgG) en la leche materna de mujeres con covid-19 (83%). En base a estos hallazgos, se reafirma el apoyo a la lactancia materna en las mujeres con covid-19 que deseen hacerlo.
En un estudio realizado en Argentina a través de una encuesta sobre manejo de recién nacidos de madres con covid-19 en 91 instituciones, se encontró gran similitud entre ellas con relación a las recomendaciones por seguir, incluyendo la promoción de la lactancia materna. Un 70 % recomienda la puesta al pecho con medidas de protección, un 23 %, leche de la madre administrada mediante biberón y un 7 %, la administración de fórmula. En el 90% de las instituciones, médicos y enfermeros refirieron involucrar a la madre en la toma de la decisión acerca de la alimentación de su hijo.
Vacunación
Con respecto a la vacunación contra este virus, el Ministerio de Salud ha desarrollado un plan estratégico para toda la población. Se estableció un orden de prioridades y se planificaron etapas sucesivas. Se contemplan criterios en función del riesgo de desarrollar la enfermedad grave y complicaciones por covid-19, la probabilidad de una mayor exposición al virus, la necesidad de mitigar el impacto de la covid-19 en la realización de actividades socioeconómicas y la posibilidad de incidir en la cadena de transmisión.
Con relación a la vacunación a personas que se encuentran amamantando, debemos señalar, en primer lugar, que todos los estudios de investigación excluyeron a la población de niños, embarazadas y puérperas lactando. Por lo tanto, carecemos de evidencia científica sólida sobre la eficacia y seguridad en estas poblaciones. Aquí cabe mencionar que el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (Cioms) reclama desde hace años el desarrollo de investigaciones éticamente fundadas en embarazadas y mujeres en el período de lactancia, ya que una consecuencia directa de la exclusión rutinaria de estas poblaciones de los ensayos clínicos es el posterior uso de medicamentos (o vacunas en este caso) que carecen de datos sobre los posibles beneficios individuales y daños para ellas, o sus hijos.
También debemos considerar que casi todas las vacunas están permitidas durante el embarazo y la lactancia si se espera que los beneficios superen los riesgos potenciales, con la excepción de las vacunas vivas atenuadas (como la vacuna MMR), que están contraindicadas en el embarazo debido a los riesgos teóricos de afectación fetal.
Por último, las vacunas que están siendo estudiadas hasta el momento han sido generadas con tecnologías que carecen de los efectos patogénicos del virus (ARNm, vectores virales, virus inactivados, subunidades proteicas).
Con todas estas consideraciones, creemos que es conveniente elaborar lineamientos que sirvan de guía en la toma de decisiones.
Si bien no hay datos sobre los efectos de las vacunas contra el Sars-Cov-2 en el lactante amamantado, las sociedades científicas que se han expedido (Aelama- Asociación Española de lactancia materna, Aeblh- Asociación Española de Bancos de leche humana, OMS- Organización Mundial de la Salud, CDC- Center for Disease Control de EEUU, NHS National Health Service de Gran Bretaña, el Acog- American College of Obstetricians and Gynecologists, la ABM- Academy of Breastfeeding Mediciney Smfm, Society for Maternal Fetal Medicine) sostienen en promover el inicio o la continuación de la lactancia materna en una persona recién vacunada, dados los beneficios de la lactancia materna para el lactante y lo que se conoce sobre la seguridad de otras vacunas administradas durante la lactancia.
La OMS ha afirmado que se espera que la eficacia de la vacuna sea similar en mujeres lactantes como en otros adultos. Como las vacunas en estudio son vacunas que no contienen virus replicativos, es poco probable que representen un riesgo para el niño que amamanta. La OMS no recomienda suspender la lactancia materna después de la vacunación. Los riesgos potenciales desconocidos deben sopesarse contra el beneficio potencial de la protección neonatal contra la infección a través de la transferencia pasiva de anticuerpos de la leche materna.
Específicamente con relación a la situación actual en nuestro país, estamos de acuerdo con el comunicado del Ministerio de Salud con relación a la posibilidad de administrar la vacuna Sputnik V a mujeres en período de lactancia que presenten un riesgo de exposición alto a la infección por Sars-CoV-2 y que éste no pueda evitarse, o que presenten enfermedades subyacentes que los incluyan dentro de los grupos de riesgo alto de complicaciones graves y/o muerte por covid-19.
La vacunación es una instancia importante en el control de la pandemia. Al mismo tiempo, no debemos dejar de emplear otras medidas de reconocida efectividad en mitigar la transmisión como el distanciamiento social, el uso de barbijos/ tapabocas y el testeo difundido con localización y aislamiento de los contactos estrechos.
l Sociedad Argentina de Pediatría
l Comité Nacional de Lactancia Materna
l Comité Nacional de Infectología
l Comité Nacional de Estudios Fetoneonatales (Cefen)