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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

Dos minutos y nada más

Solo 120 segundos bastaron para un entendimiento entre el presidente y el gobernador Valdés. Tantos temas pendientes entre Nación y Provincia no preanunciaban un maridaje casi instantáneo. Dos minutos de diálogo pueden trastocarse con meses de desencuentros, a poco que no se concrete un diálogo sincero y libre, sin aprietes ni descalificaciones.

"Así como nos quieren cobrar tienen que pagarnos porque es ley, y el que incumple la ley comete un delito"

Gustavo Valdés, Gobernador de Corrientes, en Radio Dos

 

En la Argentina de 2024, ser Gobernador no es tarea fácil. La estructura institucional y económica del país se encuentra en un tembladeral, sin bases firmes, con un gobierno federal cuya imprevisibilidad lo convierte en un interlocutor no confiable.

El presidente Milei es el que tiene la última palabra, pero no es el que dialoga de manera permanente con los distintos actores sociales e institucionales, entre ellos los gobernadores, cuya función es esencial en la administración de sus respectivos territorios.

Generalmente los mandatarios provinciales acuerdan con el que oficia de “policía bueno” de la gestión libertaria, el Ministro del Interior Guillermo Francos, pero una y otra vez este funcionario es desautorizado por el “policía malo”, que es el que tiene la sartén por el mango.

Entonces, ¿cómo gestionar una provincia en medio de este tembladeral? Pues bien, se necesita firmeza, muñeca y mucha paciencia. Si el gobernador se enoja, no pierde él sino sus comprovincianos. Si no tiene firmeza en sus reclamos, otro tanto, también pierden los habitantes.

Más que nunca sabiduría, ideas claras, estrategias convenientes, una combinación de la astucia maquiavélica con los conceptos de Platón. ¿Parece mucho no? Si, pero no lo es. Simplemente es saber adaptarse al complejo sistema federal argentino y a una administración nacional muy voluble.

Vayamos por parte. Se puede estar de acuerdo, de un modo institucional y hasta de coincidencia ideológica, con la necesidad de realizar un duro ajuste.

Pero, con la misma justificación, se puede disentir en el modo de hacerlo, especialmente cuando los principales perjudicados por el ajuste sean los más débiles, débiles institucionales como las Provincias en relación a la Nación, débiles sociales como los jubilados que no tienen defensa corporativa.

Durante los días pasados, el Gobernador de Corrientes formuló varias declaraciones públicas que aparecen como contradictorias en función de una lectura lineal.

Por un lado, dijo, en su reunión con el presidente, “nos entendimos en dos minutos”. Nadie se entiende en dos minutos sin acuerdos previos, menos aún dos personas que ejercen graves responsabilidades de gobierno y variedad de temas en la agenda.

Es probable que existan, tras las expresiones de Valdés, coincidencias ideológicas. No me refiero a los partidos políticos, sino al sentido de las políticas de gobierno en el campo de las ideas. El gobernador, parece formar parte de la avanzada liberal en el partido de Alem e Irigoyen, por lo que la desregulación de la economía y el achicamiento del estado son dos puntos de convergencia con el presidente.

También, todo es posible, que el ituzaingueño esté haciendo gala de sus dotes maquiavélicas, aplicando una de las máximas del florentino: “de vez en cuando, las palabras deben servir para ocultar los hechos”. Aunque no lo sienta, el “nos entendimos en dos minutos” puede sonar como música celestial al oído maniqueo de Milei.

Lógicamente, en dos minutos no se pueden encontrar soluciones a la cantidad de problemas pendientes entre Nación y la Provincia de Corrientes, entre ellas la omisión en el envío de los fondos previsionales que corresponden por ley, la indefinición acerca de la restitución de la cuarta categoría coparticipable de Ganancias, la baja de la coparticipación, a valores constantes, de más del 20%, la eliminación de los fondos del incentivo docente y del transporte.

¿Y entonces? ¿por qué esa lenidad en la expresión valdesista? Creo, sinceramente, que forma parte de una estrategia del primer mandatario provincial para no ser apuntado por el “rayo libertario” y evitar las consecuencias disvaliosas de una explosión temperamental del presidente que se convierta en menos fondos para la Provincia.

Corrientes no está en posición de regalar nada de sus recursos en pos de un pretendido ajuste nacional. Es más, lo que tenemos con Nación son nada más que reclamos, casi nada de agradecimiento a una jurisdicción que nos discriminó de manera flagrante con el kirchnerismo.

Prueba de ello son los fondos no automáticos que repartió a las provincias amigas, y que nos retaceó por estar gobernada por un radical. Prueba de ello es el “monumento a la inoperancia”, que es la autopista de ingreso a la ciudad, que está abandonada de manera miserable por la Nación hace años y que seguirá así.

Cierto es que nuestra provincia se encuentra equilibrada financieramente, con una idea de administración que lleva hace muchos años, basada en la previsibilidad. La cuenta del bolichero, tanto tengo, tanto gasto, no más.

Esto es un mérito del gobierno provincial, pero, a no confundirse, es producto del esfuerzo de los correntinos que se traduce en el deterioro del nivel de vida de sus habitantes.

En este punto, debo decir, los informes que dispongo son contradictorios. De acuerdo a un trabajo de la consultora Focus Market, calculado al paralelo, la Argentina tiene el salario mínimo más bajo, apenas 196 dólares, contra 810 de Uruguay, 580 de Chile y 574 de Brasil.

En ese mismo informe, Chubut, Corrientes y Formosa son los últimos, sobreviven con un salario mínimo de 59, 69 y 76 dólares mensuales.

A contrapelo de ello, el sitio Chequeado.com, realiza una comparación entre el poder de compra del salario docente de todo el país, ubicando en los tres primeros puestos a Salta, San Luis y Corrientes, y en los últimos a Catamarca, Tucumán y Chubut.

De todos modos, aún con el entendimiento en 120 segundos, Valdés no ha dejado de reclamar lo que le corresponde a Corrientes. El gobernador declaró que mantiene reclamos con la Nación por unos $100 mil millones, muchos de ellos judicializados ante la Corte: unos “25 mil millones de fondos para el IPS, otro tanto de regalías, más otro tanto de un acuerdo fiscal no pagado”.

Descargando munición gruesa, terminó diciendo: "Así como nos quieren cobrar tienen que pagarnos porque es ley, y el que incumple la ley comete un delito".

El “Pacto de Mayo” se acerca. Que se tenga presente que Corrientes no puede regalar un solo peso, durante muchos años ya lo hicimos con el bajo porcentaje asignado por la ley de coparticipación 23.548 de 1988.

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