“Yo quiero y creo que puedo lograr que el Senado apruebe la ley antes de fin de año y para eso tengo algunas fichas para intercambiar y terminar de sumar los 37 senadores necesarios para el quórum”
Patricia Bullrich
Lo que menos se puede criticar del gobierno es su arrojo y determinación para ir en la búsqueda de sus objetivos. No se anda con vueltas y sorprende permanentemente a la oposición con jugadas ofensivas, algunas al límite del reglamento.
El festejo por el triunfo electoral de octubre duró poco. Casi de manera concomitante, el libertarismo se largó a pescar en el estanque, y vaya si la pesca le fue fructífera. De 79 legisladores producto del voto ciudadano, en menos de un mes pescó 16 más y llegó en Diputados a la primera minoría.
Milei y su troupe no se anda con chicas ni con pruritos morales. Cualquiera fuere su método, tanto en sus dos primeros años cómo en el inicio de la segunda parte de su mandato, no le faltaron ni le faltarán apoyos legislativos.
¿Qué importa si en el camino muchos dejaron jirones de su integridad, para pasarse, sin ponerse colorados, a integrar el bloque de una identidad partidaria para la cual no fueron votados? Cambiaron de caballo, aún antes de comenzar a cruzar el río.
Hoy, estrenando auto nuevo, con un motor más potente, de 95 diputados y 20 senadores, acelera a fondo para salir a la caza de los votos faltantes para aprobar dos proyectos fundamentales de su gestión: el presupuesto de 2026 y la reforma laboral.
El presupuesto del año entrante se encuentra en Diputados, y la mira está puesta en los gobernadores, que en su conjunto tienen 47 diputados que le responden. “En esta pecera buscará votos el Ejecutivo”, arriesga el economista Martín Rapetti.
"Con todos sus alfiles en modo lanzado, Adorni, Santilli y Bullrich, encabezados por la hermanísima Karina, se instalarán en el Congreso para conseguir los votos necesarios”
Las provincias, hoy, tienen una situación fiscal más comprometida que la del año que termina, es decir están más necesitadas. Seguramente aprovecharán la coyuntura del presupuesto, para introducir los reclamos necesarios que mejoren su economía, cómo pago de deudas, transferencias discrecionales, obra pública y otras concesiones.
Es decir, como antes, se va a entrar (en rigor, ya entramos) en un proceso de “toma y daca” que, a esta altura, a pesar de ser una metodología de la “casta”, nadie en su sano juicio le hace asco.
Pero el asunto no se presenta fácil para los distritos subnacionales. El gobierno tendría asegurado la aprobación en general del Presupuesto 2026, con apenas ceder en algunos reclamos menores de las Provincias, que impactan poco en el cálculo general.
Dos de las cuestiones más claras de deudas nacionales con los distritos, son a la vez más costosas: las transferencias por coparticipación a Caba, ya resuelta por la Corte, y los giros que Nación debe realizar a las Provincias que no transfirieron sus cajas previsionales. Ambas son elevadas y en el cálculo presupuestario se contemplan partidas muy pequeñas.
Como sea, tener un presupuesto es un avance institucional muy calificado. Luego de dos años sin él, que le permitieron a Javier Milei gastar a piacere, sin incómodos corsés que limitaran los gastos por rubros, parecería que nos pondríamos a tono con lo que se supone un país con instituciones serias.
No quiere el gobierno una negociación larga, buscará darle al proyecto un tratamiento exprés y tener la media sanción en esta semana o a más tardar en la siguiente. Creo que, la negociación subterránea, posibilitará el logro.
A su vez, el Senado será escenario de un proyecto más complejo, con muchas aristas y muchos actores: la reforma laboral.
“Milei repite el esquema del “toma y daca” para conseguir los votos necesarios, pero cuida celosamente que no vulneren el equilibrio fiscal”
A pesar del cuestionamiento respecto a que la cámara iniciadora debería ser Diputados por contener el proyecto un capítulo impositivo, la cámara alta será la que iniciará el debate.
En ella, el oficialismo incorporó una jugadora que, por persistencia y arrojo, puede llegar a convertir los meros deseos en realidades contantes y sonantes: Patricia Bullrich. Ya declaró que tiene algunas fichas para intercambiar, y así obtener los 37 votos necesarios para el quórum.
Obviamente, creo que, aún en el mejor caso de celeridad, es una temática que precisará un proceso más extenso y debatido que el presupuesto. Aquí juegan muchos, muchísimos intereses y también derechos: trabajadores, empresarios, sindicatos, gobierno.
Reconociendo que es una temática delicada y de variadas aristas, pareciera que el gobierno nacional ya dio oportunamente participación a las provincias, que designaron dos representantes especialistas en la temática y produjeron sus dictámenes, lo que aceleraría el tratamiento.
A pesar de algunas declaraciones públicas de sectores que intentan mantener sin cambios esta legislación laboral de más de medio siglo, parece ser de una intención generalizada “aggiornar” la ley a estos tiempos modernos, y especialmente, alcanzar la posibilidad de mejorar las posibilidades del trabajo formal.
Pero, seguramente, ceder de un lado para obtener del otro, será moneda común en el proceso que se inicia. Llega el momento de los hechos y el gobierno se muestra dispuesto a poner toda la carne al asador.