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De la baja de la pobreza al no llegar a fin de mes

Lunes, 29 de septiembre de 2025 a las 17:10

Jorgesimonetti.com

“Sacamos de la pobreza a 12 millones de personas”

Presidente Javier Milei
 

La comparación entre temperatura y sensación térmica viene a graficar la diferencia entre lo que indican los números medidos técnicamente y lo que siente el ser humano de carne y hueso.

Nunca mejor aplicable el ejemplo para tener una idea de aquello que ocurre en la Argentina de Milei respecto a la pobreza y su medición.

En ese contexto, como nunca se bifurcan la información semestral suministrada por el INDEC sobre el índice de pobreza, sustentado en la Encuesta Permanente de Hogares y Vivienda, con aquello que expresan las encuestas sobre las peripecias de las familias para acercar el sustento básico.

Muchos interrogantes aparecen cuando los números nos indican una realidad estadística y nosotros “sentimos” otra: ¿Pueden convivir ambas? ¿Están bien diagramadas las encuestas y sus métodos de procesamiento? ¿Es imposible que la disminución drástica de la pobreza produzca el aumento de personas que no llegan a fin de mes?

En primer lugar hay que decir que, efectivamente, comparados el primer semestre de 2025 (31,6%) con el de 2024 (52,9%), deberíamos saludar a Javier Milei con un “chapeau”. Y, algo de eso hay, porque el índice 2024 responde a la drástica devaluación generada por el libertario, en función a la terrible herencia dejada por el tándem Cristina-Alberto-Massa.

“La baja de la pobreza, medida en números estadísticos por el INDEC, hay que saludar. Sin embargo, así como la temperatura, los números del termómetro deben suelen presentar diferencias con la sensación térmica de las personas de carne y hueso”

A partir de ese piso tan bajo, todo lo que vino fue ganancia. La forma de medir la pobreza, que mucho tiene que ver con los ingresos, está sujeta a saltos y barquinazos, teniendo en cuenta que las devaluaciones nos vuelven de un plumazo más pobres y la estabilidad en los precios nos reubican en un marco más realista.

Sin embargo, observando el escenario con una perspectiva más amplia, vemos que en el segundo trimestre de 2017, el índice de pobreza fue casi un 25% más bajo que el actual.

Por ello, el frío análisis de los números en un momento determinado, pueden hacernos perder perspectiva. Debemos tener en cuenta el escenario, el contexto, la base de comparación y, naturalmente, la sensación térmica en la vida real de la población.

El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), una entidad especializada en los índices de pobreza, que supo ser un faro de luz cuando en tiempos de Moreno y compañía, el INDEC fuera un organismo de manipulación de números y había dejado de medir la pobreza, tiene una lectura que relativiza las conclusiones.

Dicho organismo, en un comunicado de días pasados, informa que "un análisis más cuidadoso de la serie estadística oficial sugiere que, aunque la caída de la pobreza es real, su magnitud se encuentra sobrerrepresentada".

¿A qué atribuye ello? A que "en contextos de alta volatilidad, tanto por fuertes incrementos en los precios como ante la desaceleración inflacionaria, la medición de la pobreza por ingresos tiende a ser menos precisa".

“Estamos mejor que en 2023/24, pero peor que en 2017. Estamos emergiendo de un pozo profundo, pero todavía no llegamos a la superficie”

Como sea, pensamos que no estamos en el peor de los mundos en cuanto a los ingresos de las familias argentinas, pero tampoco en el mejor.

En lo personal, me cuesta encontrar familias que lleguen holgadas a fin de mes, en el último año y medio han tenido que resignar muchos gastos que tienen que ver con aquéllos casi esenciales en la vida diaria (alimentación, salud, educación), ya sea pasando a segundas marcas en el supermercado, borrándose de las prepagas o pasando a planes más modestos, incrementos en las deudas de tarjeta, y, ni que hablar, en los gastos de ocio.

Así y todo, parecía que estábamos en el rumbo correcto, hasta que aparece, de nuevo, el fantasma de la devaluación y la crisis cambiaria, aunque esto es un clásico de la Argentina.

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