Por: Verónica Tossutti
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Estas últimas semanas el mundo se paralizó por los Juegos Olímpicos, la cita deportiva que se da cada 4 años este año tuvo lugar en Francia y la correntina Aranzazú Sánchez contó con el honor de formar parte. La Villa Olímpica fue como su segundo hogar, ya que gran parte del tiempo pasaba allí, acompañando a los mejores atletas del planeta.
Aranzazú nació en Goya, pero hace años vive en Corrientes capital, es profesora de francés y tiene conocimientos en otros como portugués e inglés, por lo que el idioma jamás fue un inconveniente para la mujer que a los 41 años está viviendo una de las experiencias más increíbles en los Juegos Olímpicos.
Lo cierto es que no es la primera vez que tiene la oportunidad de participar, de hecho recorrió este camino varias veces. Después de su primera experiencia como voluntaria en Río 2016, participó en eventos continentales como los Juegos Sudamericanos y Panamericanos, además de los Juegos Olímpicos de la Juventud. En esta ocasión, fue seleccionada como asistente de los Comités Olímpicos Nacionales (CON) y su labor la llevó a trabajar junto al Comité Olímpico de Brasil en la Villa Olímpica.
Aranzazú comentó a El Litoral: “Ver todos los días a los deportistas más importantes del mundo y ser parte del evento más importante del planeta eso es lo asombroso, poder vivirlo de cerca".
“Una vez que estás acá, lo empezás a naturalizar y vas a tu horario de trabajo, como si fuera un trabajo habitual”, continuó.
Ser voluntario en los Juegos Olímpicos es un proceso que requiere planificación y paciencia. Aproximadamente dos años antes del evento, los interesados deben inscribirse y completar un formulario detallado que incluye desde datos personales hasta preferencias en puestos y deportes, e incluso tallas de ropa para el uniforme.
Luego, comienza la espera. Tras varios meses, los aspirantes finalmente descubren si han sido seleccionados. Incluso cuando son aceptados, deben esperar nuevamente para saber en qué puesto trabajarán, y no siempre se les asigna conforme a sus preferencias.
“Un voluntario en un juego olímpico hace las tareas más variadas que puedas imaginar. En mi caso, la persona del comité que se encarga de asignarnos tareas, soy una de las responsables de la entrada y salida de personas a la Villa. Lo podríamos comparar con la recepción de un hotel, nosotros recibimos a todo aquel que se acerque a consultar algo, a veces tenemos la respuesta/solución y otras debemos gestionar con el responsable de cada área del comité o con el centro de residentes que recibe y gestiona los reclamos que tienen que ver con la parte edilicia”, explicó a este medio la correntina que aún continúa en Francia.
Consultada sobre si está en contacto con otros atletas, la mujer comentó a este medio: “Donde está la base de la oficina de Brasil, todos pasan por ahí, los atletas nos consultan cosas, se dan charlas, son muy amables y podemos tener contacto con ellos. Todos los atletas del mundo están entrenando ahí en la Villa y nosotros los vemos”.
Entre las prohibiciones, antes del inicio de las competencias los voluntarios no podían publicar fotos de la Villa Olímpica y durante la estadía se les pide completa discreción para no interferir en la concentración de los atletas. Este domingo finalizan los Juegos Olímpicos y la correntina estará presente.
Actualmente trabaja como profesora de francés en instituciones públicas, durante 18 años fue entrenadora de gimnasia de trampolín en un club. Por lo que gracias a sus conocimientos en los deportes y los idiomas la llevaron a vivir la experiencia más importante de su vida.