La Fundación Rewilding Argentina confirmó la muerte de Charrúa, uno de los tres guacamayos rojos nacidos en libertad en el Parque Iberá, tras recibir un disparo en cercanías de la localidad de Concepción del Yaguareté Corá. El ave fue hallada herida el 29 de septiembre y, pese a los esfuerzos veterinarios, murió cuatro días después.
El hecho causó profunda consternación entre las comunidades locales y el equipo de conservación, ya que Charrúa era parte de la nueva generación de guacamayos reintroducidos en Corrientes después de 150 años de extinción en el país.
Una década de trabajo para recuperar una especie emblemática
Hace una década, Rewilding Argentina, junto a la Provincia de Corrientes y la Administración de Parques Nacionales, inició el ambicioso proyecto para reintroducir al guacamayo rojo (Ara chloropterus), una especie considerada extinta en territorio argentino desde el siglo XIX.
En 2023, nacieron Charrúa, Pampa y Toba, tres ejemplares que marcaron un hito para la conservación nacional al crecer en libertad en el Portal Cambyretá del Iberá. En los últimos meses, los tres protagonizaban una travesía aérea de más de 350 kilómetros, registrada por vecinos de Villa Olivari, Isla Apipé, Loreto, Carlos Pellegrini y Concepción, que celebraban su paso con admiración y orgullo.
Un disparo terminó con la vida de Charrúa
Según informó Rewilding Argentina, el ave fue encontrada con una fractura expuesta y pérdida de hueso en el ala derecha, lesión provocada por el impacto de un proyectil compatible con gomeras o armas de aire comprimido. El equipo veterinario del Centro de Conservación Aguará asistió al ejemplar, pero no logró revertir las secuelas del ataque.
El guacamayo rojo fue declarado Monumento Natural Provincial en 2021 por la Ley N° 6557, lo que le otorga protección legal y establece sanciones para quienes dañen o maten ejemplares. La fundación presentó una denuncia judicial para que se investigue el hecho.
Un símbolo del Iberá que sigue inspirando
El guacamayo rojo cumple un rol ecológico esencial como dispersor de semillas y regenerador de bosques, además de ser un atractivo ecoturístico clave para las comunidades vecinas del Iberá.
“Detrás de la aventura de estos tres hermanos hay mucha gente que los acompañó, los cuidó y nos avisó dónde estaban. También hubo una familia que intentó salvar a Charrúa, y eso nos da esperanza: el Iberá está volviendo a ser un ecosistema completo”, expresó la coordinadora del proyecto de reintroducción, Marianela Masat.