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/Ellitoral.com.ar/ Cultura

“El circo se va”

El Museo de Bellas Artes “Dr. Juan Ramón Vidal”, realiza un Ciclo denominado La Obra del Mes, que consiste en la habilitación de obras de artista de gran reconocimiento. Este mes le tocó el turno a la pintura “El Circo se va” del porteño Benjamín Solari Parravicini, que es conocido como el Nostradamus de América por su serie de psicografías premonitorias, dentro de las cuales se encuentra una que plantea la caída de las Torres Gemelas. Lo eminente es que la psicografía data de 1939. Así que aquellos interesados en conocer su obra no deben perder la oportunidad de asistir al Museo de Bellas Artes para reflexionar sobre este profeta, artista, dibujante, poeta y loco que nos acompañará durante el mes de noviembre.

El propósito del ciclo es dar a conocer el valioso patrimonio, conformado por esculturas, pinturas, dibujos que posee dicho museo, y así fomentar el sentido artístico entre la población correntina. La exposición puede ser visitada en la sede del museo, San Juan 634, de lunes a viernes de 8 a 21 y los sábados de 9 a 12. Las visitas son guiadas, únicamente los días de semana de 11 a 19.

Es tal la trascendencia de la exposición de noviembre que el próximo 26 de noviembre a las 20, se ofrecerá una charla sobre el autor de esta pintura en la Sala ‘José Negro‘ de este museo a cargo de Fernando Vargas Gómez.

“EL CIRCO SE VA”

La figura monumental de una persona andrógina ocupa el centro de la escena. La ambientación contagia una sensación de hastío y agobio; luego de finalizada la función la vida retoma su rutina. ¿Es verdaderamente así? El payaso asexuado desplomado en asiento se apoya en un destartalado paraguas. Todos los elementos parecen desproporcionados, su maletín y zapatos, y su colorido disfraz. Aun el maquillaje y atuendo desprolijo muestra la exageración de las formas y del talle. Luego de haber cumplido su misión de hacer reír y llorar, el hombre de máscara reposa y pierde la mirada en el vacío. Seguramente vaga con la visión espiritual que lo transporta al interior atemporal de sí mismo y a la inevitable comparación de ambos mundos.

os objetos reducen la atención simbólica, el viejo reloj y el espejo, uno igualando las realidades humanas y el otro devolviendo iguales vanidades. Nada es lo que parece, la interpretación sutil impone la humildad que muestra el payaso que espera partir. Vemos una mascarada, una ilusión de la realidad fragmentada y detenida en el fugaz instante que eligió el artista para mostrarnos el revés de otras cosas. ¿Acaso no supone una contradicción conceptual descubrir la tristeza del solitario bufón y reconocer su pasividad? A mí me parece que en esta obra Benjamín Solari Parravicini expone sus dudas y afirma sus convicciones humanistas a través de las especulaciones metafísicas que comento. Por Fernando Vargas Gómez.

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