Cariló es una pequeña ciudad al norte de Buenos Aires con gran parte de su territorio protegido como reserva. Se trata de uno de los destinos más exclusivos de la Costa Atlántica Argentina, con servicios hoteleros y gastronómicos de primera calidad y un clima que permite disfrutar de cálidos días de playa rodeado de calma y al resguardo de enormes médanos, aún en temporada de otoño.
Ubicado a sólo 360 kilómetros de la capital argentina, entre el mar y el bosque, es un lugar ideal para disfrutar del próximo feriado largo de Semana Santa. En Cariló, el viajero encontrará el placer, la tranquilidad y el entretenimiento que estaba buscando. Este destino ofrece cabalgatas, vehículos 4x4 y cuatriciclos para los más aventureros. Un pintoresco paseo de compras, de arquitectura alpina, se alza en el centro de la pequeña villa, con comercios de comida, artesanías, ropa y salones de té, con variedad de tortas elaboradas con frutos cultivados en la zona.
Ciudad de reserva
A Cariló se accede por Ruta Nacional 11 o por la entrada del Boulevard Divisadero, junto a la localidad de Valeria del Mar. Con una reserva natural, la ciudad se extiende en tres mil metros de frente marítimo y caminos por el bosque para el avistaje de la flora y fauna local, así como la arquitectura de las casas escondidas tras las arboledas.
Las calles de la ciudad permanecen aún en estado natural, muy lejos del asfalto y entre grandes pinos podrán encontrarse los más exclusivos hoteles, aparts, cabañas y departamentos preparados con todos los servicios para que el descanso sea completo. También se encuentran casonas de elementos nobles como madera y piedra. La casa Grunwald es una muestra típica que todos deben visitar.
Crecimiento turístico
El nombre de Cariló, que en la lengua mapuche significa “médano verde”, tiene su historia basada en un estanciero de la región cuyos terrenos llegaban hasta el mar y decidió forestar los médanos de su propiedad. La vegetación comenzó a crecer y avanzó sin cesar hacia la costa, por lo que en 1945 la localidad tomó esta extravagante denominación por sus características terrestres. Incluso, hace poco más de 10 años fue declarada de interés por la Provincia de Buenos Aires, por la protección del paisaje y el desarrollo ecoturístico.
Con el correr de los años, la infraestructura turística de gran categoría comenzó a crecer en su extenso territorio boscoso, y con un respeto primario hacia el entorno natural se erigieron hermosas residencias, exclusivos alojamientos y el atractivo paseo comercial, al que se acercan visitantes de otros balnearios cercanos.
Para los amantes de las caminatas, yendo por la costa se llega en minutos a las localidades de Valeria del Mar, Ostende y Pinamar, ciudades balnearias que exhiben sus propios encantos, en una franja armoniosa de la costa atlántica, caracterizada por la combinación de atractivas construcciones, el mar y la vegetación abundante.
Paseos imperdibles
• Para el deleite de los paladares resultan imperdibles una visita a la clásica confitería y restaurante La Verbena; las parrilladas de La Pulpería; la comida italiana de Cattalina; y, los chocolates patagónicos de Abuela Goye, entre otros.
• Hemingway es uno de los paradores de la playa más solicitados donde se juegan deportes playeros, como beach voley y rugby de costa.
• En la ciudad hay otros paseos y excursiones, como travesías en 4x4, cabalgatas, cicloturismo, caminatas o safaris fotográficos por la playa y el bosque.