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Exportaciones de carne: crece la incertidumbre por los rebrotes de Covid

Cuando nuestro país aún no ha alcanzado a doblegar el crecimiento de la primera curva de contagios de Covid, varios países en el hemisferio norte ya transitan su segunda curva. Esta situación pone un freno a la recuperación de la actividad observada meses atrás lo que, naturalmente, se ve reflejado en el ritmo de exportaciones y abre nuevamente un interrogante hacia los meses venideros. 

Por primera vez, luego de varios años de crecimiento ininterrumpido, los embarques de carne vacuna caen en relación a igual mes del año previo. En efecto, durante agosto se embarcaron 52.763 toneladas peso producto, unas 1.500 toneladas menos que las registradas en julio y 1.000 menos, respecto de agosto del año pasado.

Muy probablemente esto se repita en el último tercio del año considerando que partimos de una vara muy alta de los últimos meses de 2019, producto de la burbuja de compras chinas. Si bien en informes anteriores señalábamos que, estacionalmente, estos son los meses donde se registran las mayores compras de China como anticipo a los festejos de su Año Nuevo, difícilmente este año vuelva a comprar con la voracidad que lo hizo un año atrás.

La cancelación temporal de permisos de exportación a plantas con Covid en todo el mundo sumado a los estrictos controles en destino, también es un factor que está ralentizando el flujo de negocios respecto de lo visto un año atrás.

Si bien en lo que va del año China ha comprado un 17,4 % más que en los primeros 8 meses de 2019 (278.500 toneladas), durante agosto redujo sus compras 6.200 toneladas en relación a agosto de 2019 a menos de 33 mil toneladas. Esta es la primera caída tras cinco meses de recuperación luego de la fuerte baja registrada en febrero de este año cuando comenzaban a impactar las primeras restricciones de logística interna, a causa del Covid.

Sin dudas la necesidad de China sigue vigente, más aún ante la restricción impuesta a las importaciones de carne de cerdo proveniente de Alemania. Sin embargo, los valores que convalidará serán muy inferiores a los del último trimestre de 2019. Durante agosto, el valor medio de la tonelada exportada se situó en USD 3.385, casi un 30% inferior a lo registrado en agosto de 2019.

Aun así, es un mercado que sigue traccionando volumen y por lo que manifiesta es uno de los pocos que ya ‘habría’ superado plenamente la crisis sanitaria. La realidad es que, más allá de China, el resto de nuestros compradores tradicionales, especialmente los europeos, siguen muy afectados por la desaceleración de consumo provocada por la pandemia. Europa, por segundo mes consecutivo, registra un mayor volumen importado que un año atrás.

Sin embargo, en el acumulado del año aun no logra compensar la retracción de los primeros meses de pandemia cuando ya comienza a transitar un nuevo ciclo de rebrotes. De acuerdo a un reciente informe publicado por el Departamento de Agricultura de los EE. UU., Europa pasaría este año a ser nuevamente exportador neto de carne vacuna, por primera vez después de 2011.

Con una demanda doméstica totalmente estancada por el cierre generalizado de restaurantes en todo el bloque, el consumo de cortes de alta calidad fue el más afectado respecto de los demás productos cárnicos. En efecto, se conoce que mucha carne importada de alto valor terminó siendo picada y vendida a un valor inferior dentro del canal de comidas rápidas que es uno de los que más logró sostenerse durante el verano.

Hoy Europa se encuentra en plena salida de la temporada de vacaciones, ingresando a un período de baja estacional del consumo, sumado al efecto de nuevos brotes de Covid que activan rápidamente los protocolos de aislamiento, en algunos casos sectorizados, pero que con la llegada del invierno se generalizará naturalmente en una menor circulación y consumo fuera del hogar.

Israel también está transitando una situación similar, aunque a diferencia de Europa, tras el regreso de los rabinos en junio, comenzó a recuperar ritmo de embarques y hoy muestra en términos acumulados un 6,2% de compras que un año atrás con 18.600 toneladas exportadas hasta agosto y valores hasta el momento firmes.

Sin embargo, es de esperar que los próximos dos meses se registre una baja estacional. Actualmente las faenas Kosher se encuentran limitadas, trabajando solo con rabinos locales por lo que la menor producción de carne certificada se va a ver en la exportación de septiembre y octubre como ocurre todos los años. Claro que la recuperación de este mercado también tiene un signo de incertidumbre dado los problemas de rebrote que comienzan a manifestarse.

En el caso de Chile, recién en agosto logra aproximarse a los volúmenes embarcados un año atrás, luego de cuatro meses de caída ininterrumpida, habiendo alcanzado un piso en junio de escasas 1.000 toneladas. En lo que va del año, la retracción de Chile en términos de volumen se ajusta a un 5%, con 112.600 toneladas exportadas, aunque con precios claramente a la baja durante todo el año que aún no han logrado estabilizar su piso.

En agosto, el valor promedio de la tonelada exportada siguió cayendo, para ubicarse en torno a los USD 5.250, unos 1.000 dólares menos que lo que pagaba a principios de este año. Mientras tanto, Estados Unidos, que este año significó un muy oportuno canal de descompresión ante la caída de Europa, hoy muestra un freno importante. Tras una rápida cobertura de la cuota de 20 mil toneladas libres de arancel, en agosto debió limitarse al saldo remanente pasando de embarcar casi 6.000 toneladas en julio a 3.800 el último mes.

Para septiembre, sin dudas, veremos una mayor caída dado el escaso desarrollo que aun presenta este mercado por fuera de la cuota. Si bien existe un enorme potencial para explotar carnes refrigeradas de mayor valor, esto no es algo que podamos ver en lo inmediato. En efecto, EE.UU. es uno de los mercados que mayor poder de compra perdió este año, con caídas promedio por tonelada exportada de un 16,5% en el acumulado hasta agosto.

Esta lenta recuperación del resto de los mercados atenta contra la posibilidad de lograr una mayor diversificación de las ventas. Hoy China sigue representando el 73% de nuestros embarques totales. Sucede que, a pesar de dependencia que ello supone, el sector exportador se ve en una encrucijada de difícil salida.

En un año de muy bajos márgenes para la industria, con costos crecientes a causa de los protocolos de Covid, y con una fuerte caída de los precios internacionales, restringir la participación china afectaría directamente el poder de compra para la hacienda.

Algo que sin dudas no deberíamos permitir en momentos en los que el consumo local tampoco goza de una buena salud. No obstante, aun en momentos en los que la foto esperada tarda en llegar, es importante mirar la película.

En este sentido, más allá de las incertidumbres que impone el contexto de pandemia, los fundamentos de mercado siguen muy firmes. El faltante de proteína animal que aun presenta China y el potencial de consumo del resto de los países asiáticos seguirá marcando el ritmo del comercio mundial en los próximos años.

 

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