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Sobre la obra reunida de Miguel Ángel Federik

Por José Gabriel Ceballos

Especial para El Litoral

La publicación de la obra poética de Miguel Ángel Federik, por parte de la Editorial de la Universidad de Entre Ríos (Eduner), reunida bajo el título “Geografía de la fábula” (543 páginas), constituye uno de los principales acontecimientos literarios del NEA en este año.

Por lo pronto, porque proyecta hacia el canon una poesía que justifica sobradamente la atención que tendrá a partir de ahora. Federik, nacido (1951) y residente en Villaguay, ha construido silenciosamente un universo lírico que representa y universaliza su región cultural como pocos de los que se están escribiendo en el país. Discípulo, según el mismo lo reconoce, de Carlos Mastronardi, Juan L. Ortiz y Francisco Madariaga, poseedor de una capacidad portentosa para alzar con las palabras arquitecturas de una originalidad, una riqueza y una belleza que sorprenden en estos tiempos de anemia poética, trabaja lo suyo lejos de las vidrieras del centralismo porteño, por lo cual su reconocimiento se hallaba hasta hoy circunscripto a una élite de lectores muy atentos a lo que ocurre en el género. Por su parte, Eduner es sin duda un medio harto eficiente para ampliar el horizonte de esa obra. Por su cercanía respecto a ella, con su implicancia de conocimiento, y por una trayectoria editorial de excelencia, la que incluye las obras completas de los ya nombrados maestros más las de Juan José Manauta y Amaro Villanueva, el teatro completo de Arnaldo Calveyra y una serie de títulos de alta literatura en volúmenes cuya estética ya constituye un sello inconfundible.

En este caso, la edición estuvo nuevamente a cargo de Sergio Delgado, autor del prólogo que se extiende en más de 60 páginas. La preparación se inició, según dicho prólogo, en el 2017 y contó con la colaboración de Claudia Rosa hasta la muerte de esta.  

El libro está diseñado desde una perspectiva inversa al desarrollo histórico;  empieza con el texto “Matar un puma” fechado en 2020  y sigue con “Geografía de la fábula”, el penúltimo poemario de MAF (2do. premio del Fondo Nacional de las Artes en 2017), para cerrar con una selección de los poemas de “La estatura de la sed”, editado por Castellví en 1971, el primer libro del autor. Esta ordenación que revierte la línea temporal permite al lector escuchar inmediatamente la voz actual de MAF, quedando para los más interesados  el verificar sus orígenes. 

No se trata de una mera reimpresión. Una cuidadosa tarea de investigación y selección en los archivos del poeta recuperó poemas inéditos, incluso poemarios enteros o casi enteros (“De palmerales y vigilias”, “El destierro y los días”), así como incorporó plaquetas que hasta ahora no habían sido llevadas al formato libro. Es que el quehacer literario de MAF adoleció de ese mal muy propio de los escritores marginales que consiste en largos silencios entre publicación y publicación (Sergio Delgado los llama “interregnos” y estima que fueron períodos de diez años en promedio), expectativas de publicación que se frustran y postergaciones forzosas. 

Así aparece un segundo motivo para celebrar este magnífico libro: él vertebra una producción vasta y por necesidad anárquica con un orden que permite la apreciación panorámica que de otra manera no resultaría posible.

Gracias a tal despliegue se dimensiona cabalmente la orfebrería y la erudición de MAF. Estamos ante alguien que anduvo mucho por el mundo en persecución de su materia poética, que ha leído a poetas italianos, franceses, portugueses, ingleses, norteamericanos y hasta griegos en su propia lengua, que ha practicado las normas de la métrica y la versificación para recién entonces volcarse hacia el verso libre, que nutrió su gigantesca cultura con bibliotecas pero también con la observación y la reflexión enfocadas en la naturaleza y el espíritu humano hasta en sus más delicados detalles, empezando por lo inmediato. Y, sobre todo, que capitalizó en poesía cada momento de su existencia desde muy temprano. “Si hablo ahora es porque estoy lleno de llagas que me dejaron las muertes de mis amigos –nos dice en sus “Interjecciones”, las lágrimas, las borracheras, los amaneceres con mujeres distintas, el cambio de horario de los aviones, la soledad, y un arrastrarme como un gusano ingobernable por la vida”.

El libro contiene ilustraciones de Artemio Alisio, artista con el que el poeta trabó amistad en los años en que aprendía Derecho en Santa Fe. Son tintas realizadas para uno de los libros que nunca fue publicado hasta el presente, “Plenario de fantasmas”, y que también integra “Geografía de la fábula”.

Cuenta Sergio Delgado que cuando Juan L. Ortiz dedicó a su discípulo los tres tomos de “El aura del Sauce” escribió: “Para Miguel Ángel Federik… con toda mi esperanza”. Una esperanza que halla en esta “Geografía de la fábula” una justificación plena.

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