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El portaaviones más grande del mundo mira de frente a Venezuela

Donald Trump ordenó movilizar su máxima potencia militar al Caribe.

Por El Litoral

Martes, 11 de noviembre de 2025 a las 17:01

El portaaviones Gerald Ford, el mayor y más moderno de la flota estadounidense, y su grupo de escolta ya han entrado en la zona de responsabilidad del Comando Sur, que tiene asignado el Caribe y América Latina, para reforzar la campaña de ataques militares contra el narcotráfico, según ha confirmado la Marina de EE UU. La presencia del Ford en esas aguas dispara las tensiones en la zona, entre temores de que su llegada pueda significar el comienzo de ataques contra objetivos en suelo de Venezuela.


“La presencia ampliada de fuerzas estadounidenses en la zona del Comando Sur reforzará la capacidad de Estados Unidos de detectar, vigilar e interrumpir las actividades y agentes ilícitos que pongan en peligro la seguridad y la prosperidad de la patria estadounidense y nuestra seguridad en el Hemisferio Occidental”, ha declarado el portavoz del Pentágono, Sean Parnell. “Estas fuerzas aumentarán y mejorarán las capacidades existentes para interrumpir el tráfico de drogas y dañar y desmantelar a las organizaciones delictivas transnacionales”.


La llegada al Caribe del Ford refuerza la flotilla militar estadounidense que ya se encontraba en aguas internacionales de ese mar en el límite con aguas territoriales venezolanas. En los últimos dos meses, Estados Unidos ha lanzado allí, y en aguas del Pacífico, una campaña militar de ataques extrajudiciales contra embarcaciones a las que acusa de transportar droga y estar manejadas por los carteles del narcotráfico. Al menos 76 personas han sido asesinadas en los 19 ataques que ha dado a conocer la Administración estadounidense.

Tras la incorporación del portaaviones, Estados Unidos mantiene desplegados en la zona de responsabilidad del Comando Sur, en América Latina, el 20% de sus buques en misión activa, según un análisis de la revista especializada Stars and Stripes.

El Ford recibió órdenes el pasado 24 de octubre de dejar la posición en la que se encontraba, en el Mediterráneo, para dirigirse a la zona bajo responsabilidad del Comando Sur.

Con una dotación de unos 5.000 militares y docenas de aviones tácticos a bordo, el Ford es el primer portaaviones que cuenta con un sistema de catapulta para el lanzamiento y recepción de aeronaves de guerra, entre otras innovaciones.

“Mediante un compromiso inquebrantable y el uso preciso de nuestras fuerzas, estamos listos para combatir las amenazas transnacionales que buscan desestabilizar nuestra región”, ha declarado el almirante Alvin Holsey, comandante del Mando Sur. Holsey quedó nombrado hace un año, en sustitución de la general Laura Richardson, pero dejará su puesto este diciembre a petición propia por motivos que no se han dado a conocer. “El despliegue del Ford y su grupo de escolta representa un paso fundamental para reforzar nuestra determinación a proteger la seguridad del Hemisferio Occidental y la seguridad de la patria estadounidense”, ha agregado el alto mando.

La campaña de ataques militares extrajudiciales contra supuestas narcolanchas ordenada por Trump alega que la entrada de droga en Estados Unidos mata a decenas de miles de estadounidenses cada año y se ha convertido en una amenaza a la seguridad nacional que solo se puede combatir recurriendo a las fuerzas armadas.

Pero numerosos expertos y organizaciones de derechos humanos denuncian que esos ataques carecen de base legal —entre otras cosas, porque no han sido autorizados por el Congreso, el órgano responsable de aprobar actos de guerra— y que los muertos que dejan son víctimas de asesinatos.

Estados Unidos alega tras cada ataque que las supuestas narcolanchas transportan droga hacia su territorio y que sus tripulantes son miembros de los carteles, pero no ha suministrado pruebas públicamente. En una sesión informativa para un grupo de destacados congresistas y senadores la semana pasada, presidida por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el de Estado, Marco Rubio, los ponentes precisaron que la droga que supuestamente transportan esas lanchas es cocaína.

Las dimensiones de la flotilla estadounidense se suman a una agresiva retórica de la Administración para desatar las sospechas de que la verdadera intención de la movilización es tratar de forzar la caída del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Trump ha declarado en varias ocasiones que tras la campaña contra las supuestas narcolanchas habrá una “segunda fase” que incluirá acciones terrestres.

En la sesión informativa en el Capitolio, los ponentes indicaron que por el momento no hay planes de atacar objetivos en territorio venezolano ni la justificación jurídica que la Administración alega para los golpes contra las lanchas sería válida para ese tipo de acciones. Pero varios medios estadounidenses han indicado que los abogados del Gobierno continúan explorando opciones legales para permitir esos ataques sin necesidad de solicitar permiso al Congreso.

La Administración Trump acusa a Nicolás Maduro de ser uno de los líderes del narcotráfico en su país y ha doblado la recompensa que ofrece por su captura, que se encuentra ahora en 50 millones de dólares (unos 43 millones de euros).

La semana pasada el Senado rechazó por 51 votos contra 49 una propuesta de resolución presentada por legisladores de ambos partidos que hubiera obligado a la Administración a pedir autorización previa al Congreso para cualquier tipo de acción militar en Venezuela.

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