El secretario de Defensa, Pete Hegseth, culpó a “la niebla”, pero, sobre todo, descargó en un subordinado su responsabilidad en una acción que podría contar como crimen de guerra: un segundo bombardeo sobre una supuesta narcolancha procedente de Venezuela en aguas del Caribe para rematar a los supervivientes de un primer ataque. Ese subordinado es el alto cargo del ejército que estaba al frente de la operación, el almirante Frank Bradley, que este jueves está citado en el Capitolio para dar explicaciones a los congresistas en una sesión a puerta cerrada.
El jefe del Pentágono se había jactado antes de que The Washington Post destapara la secuencia de los hechos de que aquel 2 de septiembre él había supervisado el ataque en remoto. Este martes, a la pregunta de un reportero y mientras arreciaba la tormenta de las sospechas de que el secretario de Defensa podría ser culpable de un crimen de guerra, Hegseth cambió su versión.
Estuvo al tanto, sí, luego tuvo que irse “rumbo a la siguiente reunión”, porque su agenda es “muy atareada”, y se enteró del resultado “horas después“. ”No me quedé. No vi personalmente a ningún superviviente”, dijo, “(...) porque esa cosa estaba en llamas y explotó, y con fuego y humo, pues no se ve nada. Hay imágenes digitales, hay… es lo que se conoce como la niebla de guerra”.
Con esa referencia, Hegseth hizo propio un viejo concepto de la ciencia militar atribuido al prusiano Carl von Clausewitz, autor del famosísimo tratado De la guerra. La idea describe gráficamente la confusión que reina en un conflicto bélico, en medio de la que los oficiales se ven obligados a tomar sus decisiones. También es una metáfora para su descargo.
Sentado al lado del secretario de Defensa, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que dirigía una larguísima reunión de su Gabinete, dijo que él no sabía “nada de un segundo ataque”. “No estuve involucrado [en esa decisión]”, añadió.
La revelación del Post se basa en unas imágenes captadas por un dron. Muestran, según el diario de la capital estadounidense, a dos de los once miembros de la tripulación aferrados a los restos de la embarcación. Entonces, llega la orden de rematarlos.
Según fuentes anónimas citadas por el Post, Hegseth la dio verbalmente. Dijo: “Mátenlos a todos”. El martes, el secretario de Defensa (que ha rebautizado su departamento, como el resto de la Administración de Trump, como el Departamento de Guerra), acusó al periódico de “urdir un montaje”.
Los lectores de los dos libros de Hegseth −pero, sobre todo, del segundo, publicado en 2024 y titulado The War on Warriors: Uncovering The Cultural Chaos Threatening Our Military (la guerra contra los guerreros: destapando el caos cultural que amenaza nuestro ejército)− saben que el secretario de Defensa, oficial de Infantería, un veterano de la Guardia Nacional que sirvió en Irak, Afganistán o Guantánamo, forjó en parte su perfil público, también en su tiempo como presentador de Fox News, a base de defender militares acusados de violar las leyes del conflicto armado. También, de reivindicar la libertad de los soldados para actuar sin preocuparse de las consecuencias de sus actos ante un tribunal militar.
“Vamos a atacar, no solo a defendernos. [Perseguiremos la] Máxima letalidad, no una legalidad tibia. Los logros violentos, no lo políticamente correcto”, declaró en septiembre cuando anunció que pasaba a liderar el “Departamento de Guerra”. “Vamos a formar guerreros, no solo defensores”.
“Las reglas de combate son un gran problema, todo el mundo lo sabe”, declaró en un pódcast el pasado noviembre, mientras Trump consideraba su polémica designación para el puesto de jefe del Pentágono. “Lo único que hacen es tomar un incidente y gritar ‘criminal de guerra”.
Mentira o incompetencia
Visto en retrospectiva, parecería que entonces estaba hablando de la crisis que ahora lo acosa en Washington, también desde su propio partido. Rand Paul, congresista republicano por Kentucky criticó este martes las decisiones del jefe del Pentágono a la prensa que cubre el Capitolio. “El secretario Hegseth dijo [tras la publicación del Post] que no tenía conocimiento del incidente y que no sucedió. Que todo eran fake news [noticias falsas]. Y al día siguiente, desde la Casa Blanca, afirma que sí pasó. Entonces, o nos estaba mintiendo… o es incompetente y no sabía que había sucedido”.
Dos senadores, el republicano Roger Wicker (Misisipí), que preside el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, y el demócrata Jack Reed (Rhode Island), uno de sus miembros, anunciaron el pasado viernes su intención de abrir una investigación en el Congreso sobre el papel de Hegseth en el doble ataque.
El rotativo conservador The Wall Street Journal celebró esa iniciativa en un editorial, que, si bien advierte de que el Pentágono “está lleno de personas que podrían filtrar una historia como esa para ver cómo despiden a Hegseth”, “la acusación de matar deliberadamente a personas indefensas es lo suficientemente grave como para justificar una investigación exhaustiva por parte del Congreso. Hasta ahora, la Administración parece creer que puede escamotear la verdad [a la opinión pública] con denuncias reiteradas de los medios de comunicación”.
La decisión de Hegseth de tuitear un meme en su cuenta en X con la portada alterada de un libro de un popular dibujo infantil, Franklin, la Tortuga, ha dado más argumentos a sus críticos. Esa portada fake dice “Franklin ataca a los narcoterroristas”, y en ella, el personaje, con una amplia sonrisa, bombardea desde un helicóptero varias lanchas con tripulantes a bordo. Hegseth acompañó el meme del siguiente mensaje: “Para vuestra lista de regalos navideños”.
La broma ha recibido en los últimos días la censura de la editorial canadiense de esos libros infantiles y las críticas de destacados políticos en Washington. El líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, calificó a Hegseth de “vergüenza nacional”, y el meme de Franklin, de “parodia enfermiza”. “Tuitear algo así en medio de un posible conflicto armado [con Venezuela] es algo que ningún líder militar serio jamás pensaría en hacer”, añadió Schumer. “Lo único que logra este tuit es recordarle al mundo entero que Pete Hegseth no está a la altura del cargo”.
Todos los demócratas en el Senado votaron en contra de su confirmación como secretario de Defensa, en un proceso en el que criticaron tanto sus aptitudes para el cargo como su temperamento. También surgieron recuentos de compañeros de trabajo de sus problemas con el alcohol y acusaciones de un supuesto abuso sexual de una mujer en 2017, a la que pagó 50.000 dólares para que olvidara una relación que el jefe del Pentágono defiende que fue “consentida”.
(Con información de El País)