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Los cuidados como nudo crítico para la igualdad

Por Karina Batthyány (*)

Especial

En nuestra región, la situación de las mujeres ha cambiado a lo largo de los últimos años como resultado de un conjunto de factores económicos, políticos, sociales y culturales. La interacción entre los procesos de modernización y las costumbres existentes da lugar a una nueva configuración de los sistemas y las relaciones de género.

Un primer hecho relevante es la consolidación de la integración de las mujeres al mundo público en estos últimos sesenta años. Esta consolidación tiene que ver principalmente con la presencia continua y ascendente en el mundo laboral, así como con cambios sociodemográficos tales como la reducción de la fecundidad, la prolongación de la esperanza de vida y las uniones de pareja más tardías, y también con el mayor acceso a la educación en términos generales. Ahora bien, estos procesos no han significado cambios significativos en la brecha de desigualdad que afecta a la mayoría de las mujeres.

Las tareas que ocurren en el ámbito doméstico son cruciales e imprescindibles para el funcionamiento del sistema económico y para el bienestar de la sociedad. Sin embargo, “los cuidados” han sido preocupación y objeto de conocimiento específico apenas en los últimos veinte años, debido seguramente a la existencia de tensiones que derivan de los nuevos roles que las mujeres adquieren en el mercado de trabajo desde finales del siglo XX y la mayor externalización de los cuidados hacia afuera de las familias.

El análisis de “los cuidados” pone de manifiesto la división sexual del trabajo al interior de los hogares y fuera de los mismos, visibiliza la contribución de las mujeres a la reproducción y al sostenimiento de la vida y permite un análisis crítico de los estados de bienestar contemporáneos.

La cuestión del cuidado irrumpe como aspecto central del sistema de bienestar con la incorporación generalizada de las mujeres al mercado de trabajo y con el reconocimiento de sus derechos de ciudadanía. En el mundo occidental, el trabajo remunerado de las mujeres constituye una nueva regularidad social sin lugar a dudas. El aumento de la inserción laboral de las mujeres ha implicado una considerable extensión de su tiempo de trabajo, debido a que mantienen sus responsabilidades familiares mientras los varones se dedican casi exclusivamente al trabajo remunerado.

La preocupación por el cuidado de las personas y las responsabilidades públicas ha adquirido carácter de urgencia debido a los cambios demográficos y las consiguientes demandas y necesidades sociales de cuidado. Cada vez hay más personas dependientes que requieren cuidados especiales y son aun escasos los servicios públicos y privados que están disponibles. Por eso, las mujeres siguen siendo las principales responsables del cuidado de las –cada vez más– personas mayores dependientes y la numerosa población infantil.

En América Latina lo que predomina es la debilidad o la total ausencia de políticas públicas y acciones privadas en esta materia. El marco normativo vigente del cuidado es todavía profundamente sexista: son mayoritariamente las mujeres quienes tienen la responsabilidad de cuidar y atender a sus familiares. A pesar de las dificultades, los cambios y la insuficiencia de recursos, de una manera o de otra, casi sin que se sepa cómo, las personas con necesidad de cuidado son atendidas. La respuesta está en las mujeres quienes han asumido y siguen asumiendo tal responsabilidad, y quizá esa seguridad retrasa la asunción colectiva del cuidado como problema de todos.

El cuidado es una función social, un bien público y un derecho básico sin el cual no es posible concebir la existencia y la reproducción de la sociedad. El reto más grande es cómo avanzar hacia un mundo en el cual las personas a nivel individual y la sociedad en su conjunto reconozcan y valoren la importancia de las diferentes formas de cuidado pero sin reforzar el trabajo de cuidados como algo que solo las mujeres y las niñas pueden y deben hacer. Para esto, el papel de las políticas públicas es imprescindible. Desatar este nudo permitirá avanzar hacia la igualdad de género.

(*)Dra. en Sociología y secretaria ejecutiva del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso).

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