Por Eduardo Ledesma
Versión gráfica: Belén Da Costa
Nieves Cuenca es especialista en violencia familiar y de género, diplomada internacional en Violencia de Género y Adicciones. Es autora de varios libros, como "Guía didáctica para atención de víctimas" y la trilogía "Derechos del Niño".
Con ella hablamos sobre la aplicación del “Alerta Sofía” y el caso Loan, sobre la trata de personas, sobre la fundación Mariposa y su ayuda a personas violentadas; sobre la fundación Coe-Ti y su trabajo de ayuda comunitaria. Para ella, la empatía es la clave para colaborar en el después de las historias de vida con las que trabajan.
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Nieves, ¿qué es la Alerta Sofía?
El alerta a Sofía es una ley que justamente lleva el nombre de esta niña, Sofía Herrera, de 3 años, que fue víctima de desaparición en Río Grande, Tierra del Fuego y a partir de ahí surge la Ley Sofía. Es una ley que establece un alerta cerrojo para cuando se produce la desaparición de un niño. Debe ser dictaminada por un juez en un plazo no mayor de entre 24 y 48 horas a fin de que el país entre en una alerta de desaparición.
Ese es uno de los puntos sobre los que se ataca la instrucción primaria del caso Loan, que llegó tarde.
La verdad que sí. La tardanza es uno de los puntos débiles que tiene la causa Loan, justamente de que el fiscal o el juez de la causa, no sé por qué tardaron en demasía en dictar una alerta que tal vez hubiese evitado que Loan esté perdido hasta el día de hoy. Se tardó demasiado cuando la ley específicamente dice que la alerta debe ser dada entre un plazo máximo de 48 horas.
Me gusta pensar que las cosas que nos pasan, aunque sean muy malas, como por ejemplo lo de Loan, nos tiene que servir para algo. ¿Vos ves que se podría actuar propositivamente de aquí en adelante para que los procedimientos se estudien mejor?
Sí, dándote una opinión como profesional, creo que la alerta tendría que ser algo automático ante la desaparición de un niño. No importa si pasan dos horas o cuatro debe ser de carácter inmediato. No podemos esperar 48 horas para dar una alerta que tal vez podamos evitar la desaparición forzada del niño, evitar que lo saquen por alguna frontera.
Creo que esta situación que está ocurriendo hoy nos interpela a toda la sociedad y a todas las instituciones para replantear el funcionamiento de las instituciones. Replantear el funcionamiento desde la policía, el poder judicial, qué es lo que se está haciendo mal y por qué conocemos todo esto a través de los medios. Entonces, me parece que habría que replantearse todo el trabajo de las instituciones. De qué policía queremos ser, qué poder judicial queremos ser.
El análisis también pasa por algo que hablamos en todo el equipo de Coe-Ti, que Loan hay un montón en Corrientes. Hay un montón de Loan perdidos y no sé qué habrá pasado en esta situación específica o si es por los medios de comunicación, si no fuera así, tampoco estaríamos hablando hoy de lo que es el caso Loan. Loan sería un niño más perdido en toda la lista que tiene Corrientes de niños desaparecidos.
El otro de los temas es la trata de personas, situación que ustedes trabajan desde Coe-Tí. Es una problemática que está dando vueltas acá hace mucho tiempo y cuando vos tratás con gente que fue víctima de una red de trata o lo que sea ¿qué pasa? ¿cómo se reinsertan?
Nosotros presentamos un caso en estos días, justamente con la finalidad de provocar ese impacto en la gente de que realmente tomemos conciencia de que cualquiera puede ser víctima de trata, no solamente un niño o niña, porque la trata tiene muchos objetivos cuando son captados y son entregados.
Lo que movilizó ese testimonio permitió ver la falta de contención. Ella era una chica que había salido de la situación pero por sus propios medios. Se escapó de una red de trata, logró escaparse, logró volver a la ciudad de Corrientes. Las víctimas de trata normalmente son entregadas por un familiar, por un amigo, por un conocido, por un vecino, alguien que está siempre alrededor tuyo, alguien del entorno.
Ella había sido entregada por una vecina que se hizo amiga de la madre y la había entregado a una red de Buenos Aires. La llevaron a Buenos Aires y logró escapar, pero después de una peripecia que hicieron y gracias a dos personas consumidoras.
En ese sentido, ella denotaba la falta de contención que tuvo, eso no existió después de haber vivenciado todo lo que le pasó tanto a ella como a su hermana. A veces ves las falencias que hay en cuanto a contención, y el después es muy importante. El trabajar con esa persona que está totalmente destruida y rearmar de a pedacitos a esa persona que ha vivenciado situaciones complejas. Porque también la violencia no sólo es física sino que la violencia tiene diversas modalidades. Cuesta trabajo y tiempo rearmar a esa persona que viene totalmente lastimada, descreída de todo lo que le rodea, y muchas veces sin tener ningún tipo de acompañamiento ni contención familiar.
¿Se puede salir?
Sí, se puede salir, pero con mucha ayuda y contención.
Estás en la Fundación Mariposa y en la Fundación Coe-Ti. ¿Qué es una y qué es otra?
Coe-Ti es una asociación interdisciplinaria de protección familiar y se dedica justamente a brindar asesoramiento jurídico, contención social, psicológica, de salud. Tiene treinta y cinco años de trabajo en la comunidad, creada ya en el año 1989 por la doctora Elba Tolcachier, y continúa vigente a la actualidad, prestando servicio. Con la diferencia de que se fueron ampliando las áreas debido a la alta demanda y de acuerdo a los casos que nosotros asistimos. Es decir, hoy en la institución no solo tenés abogados, psicólogos o trabajadores sociales, sino que hoy ya tenemos médicos, operadores de psicología, psiquiatras. Es una institución que se fue reorganizando debido a la alta demanda de trabajo.
¿Y la Fundación Mariposa?
Nació como algo anexo en el 2021 cuando estábamos en plena pandemia. Nos veíamos atadas a resolver algunas situaciones y ahí nació la idea de crear la fundación a fin de trabajar de manera conjunta con Coe-Ti. La diferencia es que Coe-Ti solamente brinda todo lo que tenga que ver con la asistencia a víctimas de violencia y con la fundación lo que buscamos es asistir a las familias que padecen esta situación, más hacia las personas en situación de vulnerabilidad.
¿Cuáles son los tipos de violencia que ustedes tratan? ¿Qué es lo que ven? Porque me imagino que ven de todo.
Imaginate en estos tiempos, 14 años específicamente ahí y han pasado tantas personas, tantas familias y hemos visto de todo. La violencia no implica sólo un golpe, puede ser psicológica, económica, sexual y reproductiva. La verdad que trabajamos con todos los tipos y modalidades de violencia. No solo trabajamos con esa mujer o esa niña adolescente víctima, sino que nosotros hacemos un trabajo integral porque también trabajamos con todo el entorno familiar. Lo que hacemos es tratar de ver dónde está el foco de atención, dónde explotó la situación, qué es lo que llevó a que esa familia, esa mujer o esos niños sean víctimas de violencia. Trabajamos en la reconstrucción.
No sólo de esa mamá sino también de esos niños, porque a veces solamente es la madre, los niños y los adolescentes también son las víctimas indirectas de la violencia, por más de que ellos no reciban ningún tipo de violencia física. Todo lo que ellos perciben en el hogar van y lo desembocan en la escuela, en otro lugar, en algún grupo, de amigos y demás. Entonces se trabaja con todo el entorno familiar.
¿Cómo es trabajar desde la empatía en tiempos de tanto individualismo?
Creo que nuestro regocijo lo tenemos cuando realmente podemos ver a una mujer que vuelve a trabajar, vuelve a salir, vuelve a sonreír, que nos vienen a visitar y nos cuentan los proyectos nuevos que tienen o cuando vemos a los niños que asistimos. Eso creo que hace que nos movilice y nos motiva a seguir trabajando por la comunidad.
Así, logramos sacar adelante a mucha gente. Logramos hacer un trabajo minucioso con cada persona, con cada niño y creo que logramos un resultado efectivo y positivo porque tenemos muchas familias reconstruidas, mujeres que salen adelante, niños que están bien, digamos que logramos el resultado esperado.