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“Los usos de la historia, para la política, están más relacionados con el presente que con el pasado”

La profesional es docente e investigadora del Conicet, doctora en Historia y magíster en Ciencias Políticas. En este episodio, nos guiará a través de los usos políticos de la historia.

Sabado, 05 de abril de 2025 a las 17:20

Por Eduardo Ledesma

Versión gráfica: Belén Da Costa

En el episodio 3 de Eduardo Ledesma Pregunta, conversamos con María del Mar Solís Carnicer, docente e investigadora del Conicet, doctora en Historia y magíster en Ciencias Políticas. La experta en historia y política, nos guiará a través de los intrincados usos políticos de la historia. 

Con una trayectoria académica destacada, “Marimar” nos comparte su perspectiva sobre cómo los relatos históricos han sido utilizados para legitimar poderes, construir identidades y movilizar a las masas. Hablaremos sobre ejemplos concretos, locales y nacionales, y su impacto en la sociedad actual, así como su visión sobre la importancia de una historia crítica y reflexiva. 

¿Quién sos? 

Qué pregunta. Yo soy una persona apasionada de su trabajo. La verdad, a mí me gusta muchísimo lo que hago. Y creo que en ese sentido tengo mucha suerte porque disfruto de mi trabajo y puedo vivir de ese trabajo que tanto me gusta. Así que yo creo que soy una persona común y corriente que tiene la suerte de poder vivir de lo que le gusta, que en este caso es ser historiadora y ser docente. 

Trabajas mucho igual, ¿o no? 

Mucho, sí.

En ese sentido, hoy vamos a hablar sobre los usos políticos de la historia. Una definición que encontré sobre esto habla de que es la manera en que los actores políticos utilizan la historia para justificar o legitimar sus acciones, constituir lealtades colectivas, influir en la opinión pública o consolidar su poder. La historia no es solo un relato del pasado, sino también una herramienta que puede ser manipulada con distintos fines. ¿Qué te pasa con esta definición? ¿Es más o menos por ahí y vos tenés otra?

Sí, va bastante por lo que vos acabas de definir. Este es un concepto que como todos los conceptos, y más los que trabajamos en historia, nos gusta también pensarlo de otra manera, tienen su propia historia. Los usos del pasado vienen de muy lejos. Ya podemos hablar desde la época de Cicerón, que hablaba de la historia como maestra de vida. Y después, en el siglo XIX, en el momento en el que se empezaron a constituir los estados nacionales y también a la par la historia se fue convirtiendo en una disciplina científica, empezó también a ser utilizada la historia como para poder justificar o dar una tradición o una identidad a esos nuevos estados que estaban surgiendo. No solamente la política usa el pasado, todos usamos el pasado porque el pasado no le pertenece a nadie, se le pertenece a todos. Todos nos apropiamos de alguna forma del pasado. La política también hace lo suyo con respecto a eso, tiene sus propios objetivos de qué es lo que está buscando en el pasado y generalmente lo que la política o los políticos buscan en el pasado es poder legitimar su presente. Es decir, poder encontrar cierta tradición que le dé sustento a sus acciones del presente. Los usos del pasado para la política están más relacionados con el presente que con el pasado. Les interesa más la realidad del presente que el propio pasado y ahí entonces hay una diferencia entre lo que hacemos los historiadores y el uso que la política puede hacer del pasado. 

Los usos de la historia como reconciliación o como conflicto. En la Argentina hace unos días nomás, el 24 de marzo, entró como en esta categoría de una disputa pública por el sentido del Golpe de Estado. 

Totalmente, porque el tema de los usos políticos del pasado también está muy relacionado con otro concepto que me parece que es importante que lo pongamos aquí también sobre la mesa, que es el concepto de memoria. Los usos políticos del pasado están más vinculados con las memorias que con la historia propiamente dicho. Las memorias son cambiantes, diversas, se van reformulando todo el tiempo. La historia también, pero las memorias mucho más rápido. 

Los historiadores lo que hacemos cuando vamos hacia el pasado con determinadas preguntas, es siempre buscar las fuentes que nos ayuden a poder comprender ese pasado y claramente las interpretaciones que podemos hacer pueden ir cambiando también con el tiempo. No es que se cristalizan de una vez y para siempre, porque puede ser que uno mañana encuentre otra fuente o otra forma de preguntarse sobre ese objeto. Pero muy distinto es la cuestión de la memoria, donde la memoria es muy selectiva, la memoria recuerda y olvida. Tanto el olvido como lo que se acuerda forman parte de la memoria y por lo tanto uno puede recordar lo que le conviene y olvidar también lo que le conviene. Y en ese sentido entonces los usos políticos del pasado están más relacionados con la memoria que con la historia. 

La pregunta entonces es, por ejemplo, si la gente que está en el poder, digamos los gobernantes, pueden cambiar la historia o narrarla de acuerdo a sus conveniencias. ¿Tienen vía libre? ¿Lo pueden hacer? 

Pueden sí tomarse del pasado para hacer una narración acerca de ese pasado, una interpretación vinculada con la memoria. Pensemos en el ejemplo que vos mencionaste recién, que me parece que es bien paradigmático para entender esto, que es el tema del 24 de marzo. El 24 de marzo del año 76 un golpe de Estado contra un gobierno constitucional que inauguró un periodo de una dictadura atroz. Son hechos que son estudiados y han sido profusamente estudiados por la historiografía, tanto ese periodo que empieza en el 76 como la etapa previa. Ahora, la política puede hacer uso de ese acontecimiento y lo hemos visto, por ejemplo, en en la etapa kirchnerista, como también se ha hecho uso de ese periodo con la construcción de un relato que va a tratar de legitimar a ese gobierno que estaba en ese momento, buscando la legitimación de ese pasado, de esa identidad, en ese periodo particular. Y vemos cómo, hace unos días, el gobierno actual también tomó el mismo acontecimiento, obviamente buscando otras tradiciones distintas a las memorias que se hacían referencia en el gobierno anterior, también para buscar en ese momento aquellas raíces que vayan a darle fortaleza a la tradición que quiere defender en el presente. 

Dinamitando políticas anteriores y justificando las actuales. 

Claro, totalmente. Pero ninguna de las dos están haciendo referencia a lo que la historiografía ha estudiado sobre ese período. 

¿Vos trabajaste algunos ejemplos de usos del pasado que se pueden atribuir a nuestro territorio?

Sí, porque la cuestión de que la historia o el pasado cumple una función de otorgar una identidad. En el caso de Corrientes se da una particularidad porque no hay, a diferencia de otras provincias, un caudillo que reúna las condiciones de héroe, como por ejemplo, un Güemes en Salta. Justamente la historia de Corrientes, sobre todo de las primeras décadas del siglo XIX, quienes van a gobernar van a ser políticos que se van a destacar por su civilidad, es decir, son políticos más bien de la ciudad, no tanto líderes. 

De escritorio, digamos, más que de campo. 

Exactamente. Entonces, en esa búsqueda de la identidad provincial se encontró que Corrientes, en la época de la “Cruzada Libertadora”, hace un aporte importante. En ese proceso, entonces, aparece la figura de Berón de Astrada, que tiene algunas características, su biografía, su historia personal, el hecho de su muerte en el campo de batalla, siendo gobernador, le daba ciertos elementos como para poder convertirlo en ese héroe, le daba cierta épica, ese martirio de Berón de Astrada. Sin embargo, es una figura destacada del pasado provincial, pero no se logró imponer como en el caso de Salta lo hizo Güemes.

En este órden de cosas, ¿vos trabajaste algunas cuestiones relacionadas con el discurso del Gobernador que podamos aportar acá a esta discusión?

Lo he escuchado en sus discursos. Por ejemplo, en el último discurso de la apertura de las sesiones legislativas, donde le dedicó unos párrafos importantes a la historia. Hizo referencia a determinadas figuras que para él son quienes lo inspiraron, figuras del mundo como por ejemplo Martin Luther King, pero también figuras de la historia nacional como Perón y Evita. 

Pero él juega mucho con eso. Yo supongo que es un discurso abarcador desde el punto de vista político, que además rinde electoralmente siempre. 

Sí, pero una cuestión que me llamó la atención es que se destacan figuras, por ejemplo, como Perón, Evita, Frondizi, Alfonsín, pero sin embargo, cuando hace referencia a la historia de corrientes, no menciona a ninguna figura política destacada de esos períodos en los que actuaron esas figuras que él menciona a nivel nacional. Claramente allí hay una operación de una selección del por qué mencionar a determinadas figuras que están como por encima de las discusiones locales, de la política local y que pueden generar mayor consenso y que entonces están por arriba de las disputas de la política local.
 

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