Desde este espacio hemos señalado la falta de publicación de antologías de poesía correntina, basta con recordar que la última publicada con selección y acercamiento crítico data de 1986, a instancias del poeta David Martínez. Es nuestro deseo que este año vean la luz en forma de libro estos trece poetas correntinos del siglo 20. El libro contará con una amplia selección de poemas y una aproximación a la poética de cada uno.
Lluvia en las Pirquitas
a Leonardo Martínez
Va a seguir siendo mía la lluvia [cuando yo muera,
todo va a seguir siendo mío,
el trueno conservará intacto su [sonido casi negro,
y el árbol a orillas del corral
[gozará con ese trueno,
mientras el olor a presencia de la [tierra en la lluvia
será el mismo olor de mi ausencia.
Así le sucede y le sucederá a todo lo que es pertenencia del planeta.
Entonces, a no gemir, mi lejano [palmar, cuando yo muera,
porque somos un pormenor de [presencia de lo inmortal.
Francisco Madariaga (1927-2000)
A Olga Piñeiro
y el Verbo se hizo agua/
y comenzó a fluir
por el cedro sagrado de la lengua/
y se nos hizo agua la boca/
por eso está sin cesar
húmeda de vos/ Poesía
si el lenguaje no fuera una agua [que fluye/
¿pudieran las palabras seguir [siendo ríos
en la boca seca?/y el silencio?/
y el profundo origen del canto?/
y el espejo de las voces?
metafonía: el zorzal desata una [cascada de agua
dándole cuerpo a la nostalgia
[del Paraíso?
¡la palabra-alma imagen del Verbo/
al ser soñada y pronunciada/
onomatopeya de Dios!
Jorge Sánchez Aguilar (1936)
Tumbas esenciales
Para desjarretar el cielo, vengo
con púas de calor en la cintura.
Soy correntino; soy astilla dura,
calcinada en la luna que sostengo.
Mi heráldica es lapacho,
[y mi abolengo
agraria sangre, polvo y quemadura.
Sube de campesinos mi estatura.
A nadie le he quitado lo que tengo.
Canto rodado el canto de mi boca;
llevo en creciente ríos sementales
que manan juntos de la misma roca.
Vivo buscando tumbas esenciales,
y hago todo la parte que me toca
de mi tierra, sus bienes y sus males.
Juan José Folguerá (1940-2004)
Arde un rostro,
desde lo sombrío
Anudado al latir que enciende
[la palabra,
como una gran cima donde la luz [empieza su triunfo,
todavía me llaman las manos de la tierra en su temblor de raíces,
junto a las quietas sílabas
[de las nubes
que desandan lo inmenso.
La fruta del mundo
penetra mi corazón, y canto.
Canto el fuego cercano de los
[árboles de oro
mojado por la luz de la mañana
en el lejano regocijo de su
[horizonte de antorchas.
Oh Dios, me diste un gran día para [mirar tus maravillas.
Más allá de las máscaras que
[enceguecen al hombre,
despierto en mi edad de soles,
[de pájaros
que son párpados, semillas,
toca la piedra que no cambia,
[me pierdo
sobrevivido en la larga sumisión [de la distancia
para buscar la libertad que incendia [tu mano hacedora.
Ahora que voy a cesar
y sé cómo llamarte:
La Mirada que no cierra
y me recoge.
David Martínez (1921-1993)
Hay un hombre
que está triste
Hay un hombre que está triste
y el óxido del vino le relumbra en [los ojos
Por encima del sombrero
se le oculta el domingo
Está como guardado en la taberna
Despojado de gestos y palabras y [atizando el silencio
A veces conjuga su nombre hasta [el cansancio
y lúcido de alcohol
le habla a la muerte en el oído
Cacho González Vedoya (1940)
La ciudad
Los altos edificios destilan cloroformo
y es un cable pelado cada profunda [esquina.
Las ratas van al cine con sus
[zapatos nuevos
y el sol está de luto por una tía-abuela.
Ciudad de los espejos, tiéndeme
[las patas
descúbreme tu cara toda blanca
[y sin ojos,
no puedes engañarme
si caminé tu angustia a flor
[de labio seco
en cada prostituta.
¡Ah! Ciudad- sin ventanas
escúpeme en la cara
si aún tienes en el vientre
[un poco de saliva.
Guillermo Parodi (1947-2007)
Tierra
La tierra ebria sobre mí y yo en un [carruaje azul
bajo las aguas. La tierra inmóvil [como un amante
que duerme el sueño estremecido [de las victorias
absolutas y yo en una volanta azul [bajo las aguas
poseído por temblor de las
[especies bebiendo
con el oído de las aguas la
[mente del sexo del
viento que también quiere
[ser poseído por
tus temblores tierra
¡Al fin el sueño antiguo sopor
[de la caída!
La bella en el crepúsculo
[dorándose y cayendo
hacia el más sueño de los viajes [sin retorno,
doncella convulsa en sus mareas [queriendo
despertar desnuda por vencida [por los ahogos del amor.
¡Déjame así dormir sobre
[tus muslos
el sueño antiguo y poderoso!
[¡Obsedido de música
y de mar ardo en deseo!
[¡Este es mi ropaje!
¡Me estremezco de amor!
[¡Este es mi aire!
Oscar Portela (1950-2014)
II
1- Por ser lo que no soy me desespero
mientras se agrietan, lentas,
[en mis manos
las MM de mi muerte.Llevo el cuerpo
empañado en las sombras del sudario.
Por ser lo que no soy me desespero
mientras la noche acrece entre
[mis párpados
sus estrellas heladas. Y va el tiempo
numerando con lágrimas mis años.
Y cuando logro ser, más me fatigo
por ser; ardua tarea cotidiana,
mi condena de ser, por ser consciente.
Y cuando logro ser, más me aproximo
a no ser; condición que me reclama,
desde tu Ser, al fondo de mi muerte.
Rolando Camozzi Barrios (1932)
Salto al vacío
Golpearse con el infinito
no duele tanto porque
uno se ha estrellado con la razón.
Pero golpearse con el transfinito
duele al punto de querer arrojarse
desde los alto de una montaña
[al vacío.
Por haberse topado uno con las [puertas del límite:
donde la imaginación danza
[a su antojo
con la hermosa locura.
Martín Alvarenga (1940)
Solo tengo
Te doy lo que tengo
es este canto
de extraña dimensión
y contextura,
lo siento como lluvia
entre mis huesos,
cigarra lastimada
en mis heridas,
lo siento como resto
de infinito,
despojo mineral de mis
pupilas,
lo siento como grito,
como agua,
como clavel abierto,
como espina.
Dora Norma Filiau (1931-2013)
Poema VIII
Tú preguntas.
Yo respondo.
Yo pregunto.
Tú respondes.
Y se forma
la trama
que envuelve
nuestro silencio.
Marily Morales Segovia
(1935-2017)
A Olvidada
Nadie hacia ti, Olvidada, sino
[vagos tentáculos
envejeciendo oscuramente
[a tu alrededor,
preocupaciones y tristes embarazos,
la soledad a la hora del té,
la novela como evasión,
una hora de cinematógrafo
[y la angustia
clavándote a veces aburridamente [su aguijón.
Nadie hacia ti, Olvidada:
[ni la locura,
ni las alegres deudas, ni la muerte [en el alma,
ni la permanente poesía de las
[eyaculaciones,
ni la oscura metafísica de las
[concordancias.
Solo y a veces, con penetrante
[ternura,
en mitad de un sueño amargamente [erótico
una mariposa podrida en el ropero
debajo de los pequeños pecados
[penitenciales.
La mística de la circunstancia
ha devorado ya la hermosa lágrima
en que cifrabas tu infecundidad.
Nadie hacia ti- en la complejidad
de la dura elección,
nadie sino tu aburrimiento.
Carlos Viola Soto (1922)
Para juan
A veces ando tus pasos
Juan sin tierra y sin reloj
Juan en la voz de tambores
Juan de cuchillos en flor.
Te dejaron por herencia
una camisa de sol
y unos zapatos de viento
para correrle al dolor.
Juan vino con la cosecha
se fue con la inundación
nadie supo su apellido
ni vos ni yo.
Regresaba en cada luna
y un día no regresó
se metió dentro del monte
y esa noche el monte habló.
Juan, toda la tierra es tu tierra
y todo el sol es tu sol
que venga la luna llena
para casarse con vos.
Que lleguen todos los hombres
con sus camisas de sol
con sus zapatos de viento
con sus cuchillos en flor
con sus diez soles alzando
este enorme corazón
que nunca tuvo apellidos
igual que vos.
Martha Quiles (1948-2003)
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