Domingo 12de Mayo de 2024CORRIENTES16°Pronóstico Extendido

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Trece poetas correntinos para romper un maleficio

Desde este espacio hemos señalado la falta de publicación de antologías de poesía correntina, basta con recordar que la última publicada con selección y acercamiento crítico data de 1986, a instancias del poeta David Martínez. Es nuestro deseo que este año vean la luz en forma de libro estos trece poetas correntinos del siglo 20. El libro contará con una amplia selección de poemas y una aproximación a la poética de cada uno.

Lluvia en las Pirquitas 

a Leonardo Martínez

Va a seguir siendo mía la lluvia         [cuando yo muera,

todo va a seguir siendo mío,

el trueno conservará intacto su         [sonido casi negro,

y el árbol a orillas del corral 

    [gozará con ese trueno,

mientras el olor a presencia de la         [tierra en la lluvia

será el mismo olor de mi ausencia.

Así le sucede y le sucederá a todo lo que es pertenencia del planeta.

Entonces, a no gemir, mi lejano         [palmar, cuando yo muera,

porque somos un pormenor de         [presencia de lo inmortal.

Francisco Madariaga (1927-2000)

A Olga Piñeiro

y el Verbo se hizo agua/ 

y comenzó a fluir 

por el cedro sagrado de la lengua/ 

y se nos hizo agua la boca/ 

por eso está sin cesar 

    húmeda de vos/ Poesía

si el lenguaje no fuera una agua         [que fluye/ 

¿pudieran las palabras seguir         [siendo ríos 

en la boca seca?/y el silencio?/ 

y el profundo origen del canto?/ 

y el espejo de las voces?

metafonía: el zorzal desata una         [cascada de agua 

dándole cuerpo a la nostalgia 

    [del Paraíso?

¡la palabra-alma imagen del Verbo/ 

al ser soñada y pronunciada/ 

onomatopeya de Dios! 

Jorge Sánchez Aguilar (1936)

Tumbas esenciales

Para desjarretar el cielo, vengo

con púas de calor en la cintura.

Soy correntino; soy astilla dura,

calcinada en la luna que sostengo.

Mi heráldica es lapacho, 

    [y mi abolengo

agraria sangre, polvo y quemadura. 

Sube de campesinos mi estatura.

A nadie le he quitado lo que tengo.

Canto rodado el canto de mi boca;

llevo en creciente ríos sementales

que manan juntos de la misma roca.

Vivo buscando tumbas esenciales,

y hago todo la parte que me toca

de mi tierra, sus bienes y sus males.

Juan José Folguerá (1940-2004)

Arde un rostro, 

desde lo sombrío

Anudado al latir que enciende 

    [la palabra,

como una gran cima donde la luz         [empieza su triunfo,

todavía me llaman las manos de la tierra en su temblor de raíces,

junto a las quietas sílabas 

    [de las nubes

que desandan lo inmenso.

La fruta del mundo

penetra mi corazón, y canto.

Canto el fuego cercano de los 

    [árboles de oro

mojado por la luz de la mañana 

en el lejano regocijo de su 

    [horizonte de antorchas.

Oh Dios, me diste un gran día para     [mirar tus maravillas.

Más allá de las máscaras que 

    [enceguecen al hombre,

despierto en mi edad de soles, 

    [de pájaros

que son párpados, semillas,

toca la piedra que no cambia, 

    [me pierdo

sobrevivido en la larga sumisión         [de la distancia

para buscar la libertad que incendia     [tu mano hacedora.

Ahora que voy a cesar 

y sé cómo llamarte:

La Mirada que no cierra 

y me recoge.

David Martínez (1921-1993)

Hay un hombre 

que está triste

Hay un hombre que está triste

y el óxido del vino le relumbra en         [los ojos

Por encima del sombrero

se le oculta el domingo

Está como guardado en la taberna

Despojado de gestos y palabras y         [atizando el silencio

A veces conjuga su nombre hasta         [el cansancio

y lúcido de alcohol

le habla a la muerte en el oído

Cacho González Vedoya (1940)

La ciudad

Los altos edificios destilan cloroformo

y es un cable pelado cada profunda     [esquina. 

Las ratas van al cine con sus 

    [zapatos nuevos 

y el sol está de luto por una tía-abuela. 

Ciudad de los espejos, tiéndeme 

    [las patas 

descúbreme tu cara toda blanca 

    [y sin ojos, 

no puedes engañarme 

si caminé tu angustia a flor 

    [de labio seco 

en cada prostituta. 

¡Ah! Ciudad- sin ventanas 

escúpeme en la cara 

si aún tienes en el vientre 

    [un poco de saliva.

Guillermo Parodi (1947-2007)

Tierra

La tierra ebria sobre mí y yo en un     [carruaje azul

bajo las aguas. La tierra inmóvil         [como un amante

que duerme el sueño estremecido         [de las victorias

absolutas y yo en una volanta azul     [bajo las aguas

poseído por temblor de las 

    [especies bebiendo

con el oído de las aguas la 

    [mente del sexo del

viento que también quiere 

    [ser poseído por

                                                        tus temblores tierra

¡Al fin el sueño antiguo sopor 

    [de la caída!

La bella en el crepúsculo 

    [dorándose y cayendo

hacia el más sueño de los viajes         [sin retorno,

doncella convulsa en sus mareas         [queriendo

despertar desnuda por vencida         [por los ahogos del amor.

¡Déjame así dormir sobre 

    [tus muslos

el sueño antiguo y poderoso! 

    [¡Obsedido de música

y de mar ardo en deseo! 

    [¡Este es mi ropaje!

¡Me estremezco de amor! 

    [¡Este es mi aire!

Oscar Portela (1950-2014)

                    

II

1- Por ser lo que no soy me desespero

mientras se agrietan, lentas, 

    [en mis manos

las MM de mi muerte.Llevo el cuerpo

empañado en las sombras del sudario.

            

Por ser lo que no soy me desespero

mientras la noche acrece entre 

    [mis párpados

sus estrellas heladas. Y va el tiempo 

numerando con lágrimas mis años.

Y cuando logro ser, más me fatigo 

por ser; ardua tarea cotidiana,

mi condena de ser, por ser consciente.

Y cuando logro ser, más me aproximo

a no ser; condición que me reclama, 

desde tu Ser, al fondo de mi muerte.

Rolando Camozzi Barrios (1932)

Salto al vacío

Golpearse con el infinito

no duele tanto porque 

uno se ha estrellado con la razón.

Pero golpearse con el transfinito

duele al punto de querer arrojarse

desde los alto de una montaña 

    [al vacío.

Por haberse topado uno con las         [puertas del límite:

donde la imaginación danza 

    [a su antojo

con la hermosa locura.

Martín Alvarenga (1940)

Solo tengo

Te doy lo que tengo 

    es este canto

 de extraña dimensión 

    y contextura, 

lo siento como lluvia 

    entre mis huesos, 

cigarra lastimada 

    en mis heridas, 

lo siento como resto 

    de infinito, 

despojo mineral de mis 

    pupilas, 

lo siento como grito, 

    como agua, 

como clavel abierto, 

    como espina.

Dora Norma Filiau (1931-2013)

Poema VIII

Tú preguntas.

Yo respondo.

Yo pregunto.

Tú respondes.

Y se forma

la trama

que envuelve

nuestro silencio.

Marily Morales Segovia 

(1935-2017)

A Olvidada

Nadie hacia ti, Olvidada, sino 

    [vagos tentáculos 

envejeciendo oscuramente 

    [a tu alrededor, 

preocupaciones y tristes embarazos, 

la soledad a la hora del té,

la novela como evasión, 

una hora de cinematógrafo 

    [y la angustia 

clavándote a veces aburridamente     [su aguijón. 

Nadie hacia ti, Olvidada: 

    [ni la locura, 

ni las alegres deudas, ni la muerte     [en el alma, 

ni la permanente poesía de las 

    [eyaculaciones, 

ni la oscura metafísica de las 

    [concordancias. 

Solo y a veces, con penetrante 

    [ternura,

en mitad de un sueño amargamente     [erótico 

una mariposa podrida en el ropero 

debajo de los pequeños pecados 

    [penitenciales. 

La mística de la circunstancia 

ha devorado ya la hermosa lágrima 

en que cifrabas tu infecundidad. 

Nadie hacia ti- en la complejidad 

de la dura elección, 

nadie sino tu aburrimiento.

Carlos Viola Soto (1922)

Para juan

A veces ando tus pasos

Juan sin tierra y sin reloj

Juan en la voz de tambores

Juan de cuchillos en flor.

Te dejaron por herencia

una camisa de sol

y unos zapatos de viento

para correrle al dolor.

Juan vino con la cosecha

se fue con la inundación

nadie supo su apellido

ni vos ni yo.

Regresaba en cada luna

y un día no regresó 

se metió dentro del monte

y esa noche el monte habló. 

Juan, toda la tierra es tu tierra

y todo el sol es tu sol

que venga la luna llena

para casarse con vos.

Que lleguen todos los hombres

con sus camisas de sol

con sus zapatos de viento

con sus cuchillos en flor

con sus diez soles alzando

este enorme corazón

que nunca tuvo apellidos

igual que vos.

Martha Quiles (1948-2003)

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