¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

PUBLICIDAD

Paola Suárez o “un perro tan invisible como furioso”

Nació en 1987 en Villa Mercedes, San Luis. Es profesora de Lengua y Literatura. Es poeta, dicta talleres de poesía en su provincia. Ha publicado poemas en las revistas: “El viento”, de la Ciudad de San Luis. En Kametsa revista de Perú y Revista Montaje de Chile. En el diario La capital de Mar del Plata entre otros medios audiovisuales.

Sabado, 28 de septiembre de 2024 a las 15:33

El asaltante nos trae voces vivas de la poesía argentina. Cada poeta nos acerca, además de poemas, su visión de la poesía. 


Poética: 
Pienso en la poesía como “la sorpresa” de la vida misma. Un lugar donde conviven el misterio y la música. Una de las formas de expresión más creativas del ser humano. 


Ruta
Los extraños toman altura y se desvían hacia el sur.
Aparece la imagen de un hombre con sombrero. 
Es temprano para llevar a un desconocido 
¿Cuántos desconocidos hay en la ruta?
Todos en fila como árboles.
Algunos se mueren, nadie los levanta.
 
La imagen que llega se borra 
o camina en medio del asfalto 
con un zorro muerto entre las manos
 
A veces me detengo y es una casa
con una sola luz en uno de sus cuartos

Hay un perro tan invisible como furioso.
Cuando puedo abrir los ojos
la imagen cae barranca abajo 
contra las piedras.

 

Nostalgia
Los chotacabras habían invadido el patio 
en busca de insectos.
El paisaje de la niebla 
esa bruma pegajosa
se repetía en mí. 

Entré a la iglesia para saber 
por qué las mujeres 
son más devotas que los hombres.
No podía arrodillarme 
y mis ojos se asombraron ante una virgen 
que soltaba pájaros de su vientre. 

Mis ojos ahora viven en un templo abandonado 
el agua entra por los techos,
se lleva objetos desconocidos.

Hay un hombre que no recuerda a sus hijos 
y su locura es tan coherente 
como mi pensamiento más sensato. 
Hay una calle infinita que no conozco.
Mi cuerpo es débil para recordar. 


Paseo
Un rato antes de emborracharnos leíamos los textos de los muertos. 
Una vez recuerdo -y esto fue
muy estremecedor- había una frase: “Somos
lo que fuimos en el futuro".
No entendimos nada.
Pero en la plaza vimos cómo un pájaro 
se adormecía y perdía las alas en una vereda.
El viento arrastraba al pájaro, las palabras, las hojas. 
No rescatamos al pájaro. Tampoco nuestra cordura.    


Otra ventana
Lo que yo puedo ver a través de tu ventana 
es una planta que tarda en crecer 
tal vez allí reside su misterio. 
Y más allá una cosa blanca 
similar a una mujer en camisón 
hace mucho frío 
está desabrigada.
El pelo desaliñado
y su rostro pálido  
pienso en la palidez de la muerte o
la falta de sangre,
pero esa mujer no existe 
ni siquiera la ventana 
tampoco nosotros 
nunca sabremos cómo 
describir lo que vemos
a través de la ventana 
que da a un patio 
en invierno. 


Noche imaginaria I
No era una maldición, 
recuerdo el fuego 
las chispas que se 
escaparon hacia la casa

Los pinos sostenidos en la tierra 
como nuestras piernas en el pasto 

Giramos alrededor de 
las llamas 
en la comunidad 
de los locos. 


II 
Soñé que me enviabas postales 
del pueblo 
estabas en posición fetal
sobre una cama 
envuelta con un acolchado verde 

en todas las fotos 
vasos con diferentes bebidas 
en cada imagen sonreías 
te habías dejado el pelo largo y flequillo 

Detrás tuyo había 
una mujer que no se animaba 
a salir de su cuarto

recuerdo su intriga 
su olor a pis 

Las baldosas del piso 
blancas y negras.  


Inversiones
Nos han atornillado 
los dedos en la mesa 
veo como tus pies bailan 
y me patean para hacerme sonreír 

los esclavos se pasean 
en los cuadros 
pegados en las esquinas 

veo cómo te alimentan 
y te tiran del pelo 
en tus ojos aparece un lago
pálido hasta el futuro.


El visitante 
Golpea la puerta dos veces
luego arrastra los pies por el pasillo 
se dirige a su cuarto 
escucho las canciones de su radio 
prende y apaga hornallas,
sus insultos a los vecinos
luego el ruido habitual 
sus pasos a mi cuarto 
los golpes suaves 
uno, dos 
y se marcha con tos monocorde 
baja jaulas del techo,
corta flores secas.
Ahora hay silencio.
El visitante ha podido 
matarme sin golpear.

 

Habitación de hospital
Cuando despierto
hay ramas en mis piernas
y mi vientre esta hinchado.

En la ventana hay un pájaro
que canta al compás de mi asombro
y de mis manos negras
que no son mis manos.

El sonido no le pertenece al pájaro
a través de la ventana
veo una mujer igual a mí.
No tiene mi vientre
aunque sí mis piernas
las pone al sol
hasta que se queman.


Calidoscopio

Como una pesadilla se separaba del cuerpo.
Ahora es la última voz en el teléfono.
La caída es muy larga,
nada puede sorprenderlo.
Las borracheras, la suerte en el juego.
Caía hacia la muerte.
Las ondas de radio temblaban,
la pantalla y sus chispas,
las caras malvadas y el aturdimiento.
Lo que era ya no existía.
El pasto blanco o la pila de ropa.

En lo que caía
sentía el terror y la soledad.
La piel estallaba entre zafiros y nieblas
y tintas de terciopelo que reflejaban
los colores de un calidoscopio.

 

La neblina se lleva a los perdidos

Es un cuadro donde el tiempo se extiende.
Detrás de su misterio siempre
alguien camina.
Los sonidos desaparecen
la velocidad de los autos es baja.
Es un hombre que viene de un pueblo
se para en medio de la ruta y retrocede hacia los yuyos.
Pasan días hasta que su foto
aparece en los diarios.
Pero nunca nadie vio su rostro.
Hasta que su ropa se deja ver
en el arroyo de un campo.
Sus familiares dicen: “Ahora
podremos dormir en paz”.
 

Últimas noticias

PUBLICIDAD